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Actualizado: 23 de mayo de 2025
Pero lo impiden otros sucesos que ocurren: Leonido, que se hace pasar por un mercader náufrago, se arroja á los pies de Mitilene pidiéndole protección, llegando casi en seguida la noticia de que su amante ha muerto á manos de Leonido.
Fué pues esclavo Zadig, y subordinado á su propio criado: atáronlos juntos con un grillete, y en este estado siguiéron á su casa al mercader árabe. En el camino consolaba Zadig á su criado exhortándole á tener paciencia, y haciendo, según acostumbraba, reflexîones sobre las humanas vicisitudes. Bien veo que la fatalidad de mi estrella se ha comunicado á la tuya.
»En efecto, él vino a decir que lo que se podía y debía hacer era que el dinero que se había de dar para rescatar al cristiano, que se le diese a él para comprar allí en Argel una barca, con achaque de hacerse mercader y tratante en Tetuán y en aquella costa; y que, siendo él señor de la barca, fácilmente se daría traza para sacarlos del baño y embarcarlos a todos.
En las Azores dijo Ojeda vivió durante diez y seis años, casado con una hija del gobernador de Fayal, el cosmógrafo Martín Behaín, constructor del primer globo terrestre que se conoce, y el cual es considerado por unos caballero bohemio de raza eslava, por otros noble portugués dado a las aventuras, y por los más, simple mercader de paños nacido en Nuremberg.
Gabriel Cortés, Soltero, hijo de Rafael Cortés, difunto, y de Isabel Cortés, alias la Moianeta, mercader de oficio, natural y vecino de esta Ciudad, de edad de veinte y un año, preso por delito de judaismo. Salió al Auto en forma de penitente con su sambenito de dos aspas y vela verde en las manos.
Quiso el mercader seguirla para averiguar dónde moraba y quién era; pero la dama había desaparecido en el laberinto de las estrechas calles. Pintaría luego la novela el furioso enamoramiento de Abu Hafáz y su desesperación durante cinco o seis días, a pesar de mil cuidados y misteriosos asuntos que le preocupaban y ocupaban.
Porque soy interesado y no quiero trabajar en balde. Muéstrame tú la cara y yo en pago te enseñaré mis mejores riquezas. La dama no se hizo mucho de rogar. Apartó el rebozo, y dejó ver el más bello y agraciado semblante que el mercader había podido ver o soñar en toda su vida.
Arriméme a la puerta de una gran casa de un mercader, hice mis acostumbradas diligencias, y a pocos lances me quedé en ella.
Fué el hermano Alberto Romero de nación español y natural de Segovia, hijo de padres honrados y de profesión mercader, bien acomodado; mas deseoso de ver tierras y hacer mayor fortuna, pasó con otros mercaderes Perú, esperando hallar aquí fortuna igual á sus deseos.
"Un mercader partió a una feria y entretanto su mujer cometió una fragilidad por lo que quedó *
Palabra del Dia
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