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Actualizado: 23 de julio de 2025


A costa de Alonso Pérez, mercader de libros". En las escasísimas correcciones que hemos creído forzoso introducir, ponemos en nota las palabras correspondientes de la Parte XIII. A DO

Dice, pues, Perez del Pulgar en su citada Crónica de los Reyes Católicos, hablando del cerco de Baza: «E porque ningun mercader se movia á llevar mantenimientos para los vender por su interese propio, por las dificultades é pérdidas que habia en los llevar, la reina á fin de tener bastecida su hueste mandó alquilar catorce mil bestias.

Reflexionó el Señor un instante antes de decidir lo que haría de él, y dijo finalmente: dirigirás los negocios del mundo, siendo al mismo tiempo mercader y banquero. Prestarás oro á los reyes, lo que te permitirá tratarlos como si fuesen tus iguales; y si llegas á arruinar á toda una nación en provecho tuyo, el mundo admirará tu habilidad.

Un amante de la princesa Deidamia, de quien Aquiles está celoso, le dice mil lindezas y le pide que le su mano; pero él oprime la del galán con tal violencia, que éste da gritos de dolor. En el acto tercero viene Ulises, vestido de mercader, para descubrir á Aquiles, y trae, entre otros objetos, una lanza y un escudo, de los cuales se apodera el héroe sin tardanza.

De Don Gaspar Mercader Conde de Buñel, las letras Serán, porque siendo suyas Tendrán gracia y serán buenas. Las loas del gran Ferrer, Que ha de gobernar Valencia; El divino Don Luis, Doctísimo en todas sciencias; El verso conceptuoso Y las quintillas perfectas Del culto Ricardo busque, Pero no afecte su estrella.

El obstáculo que oponía á su compra el comerciante, era, aunque no se lo decía al raquero, el nombre del buque y el de su armador, diestramente esculpidos en la parte más integrante del aparato; nombres que no podían borrarse sin exponer la estructura de éste, ni darse al público sin grave riesgo de los haberes y libertad del mercader.

A , como a usted, lo que me interesa es el hombre que por su misticismo extraño y su carácter contradictorio es como un resumen de la fusión de razas en la España medieval: un conjunto de fanatismos, ambiciones de gloria y codicias de mercader.

El negro y yo fuímos, en efecto, quienes después de robar cuanto pudimos en la barca Rosamaría de la que él era cocinero, asesinamos y despojamos al mercader flamenco en Belfast. Pronto estoy á que me enviéis allá, ante mis jueces. Poco mérito tiene esa confesión y no te valdrá.

Y el depósito se realizaba sin que mediase una tira de papel; pues la honorabilidad del mercader, hombre que diariamente cumplía con el precepto, que comulgaba en las grandes festividades y que era mayordomo de una archicofradía, se habría ofendido si alguno le hubiese exigido recibo u otro comprobante. ¡Qué tiempos tan patriarcales! Haga usted hoy lo propio, y verá dónde le llega el agua.

Palabra del Dia

dubenic

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