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Actualizado: 10 de septiembre de 2025
Para evitar estos inconvenientes aconsejan que estas peregrinaciones se hagan hasta los quince años, con un buen Maestro que dirija al joven viandante, como lo hacia MENTOR con TELEMACO. A la verdad esta especie de viage en edad tan tierna podrá servir para instruirse en las lenguas, en lo demas nada. I. capítulo 25.
Si la imaginación humana fuese tan viva y creadora en nuestros días como lo fue en la antigua Grecia, yo me daría a sospechar que la diosa Minerva, así como acompañó y guió a Telémaco en sus peregrinaciones, tomando la figura de Mentor, así os acompaña y guía al presente bajo la figura de un garzón barbilindo, disfraz más adecuado, en mi sentir, que el de un vejestorio barbudo.
Las noticias del sabio Mentor hiciéronle apresurar su vuelta a España, y engolfándose de nuevo a su regreso en su antigua vida ordinaria de crápula elegante y vagancia aristocrática, interrumpida a veces por solemnes intervalos políticos, quedáronsele en la gaveta las cartas de Garibaldi, pasósele el susto que le había llevado a Italia, y en su impresión natural de niño revoltoso, no volvió a acordarse de los masones, juzgando que también ellos le tendrían olvidado.
Vegallana tenía una gran pasión: la de «tragarse leguas», o sea dar paseos de muchos kilómetros. Le aburrían las intrigas de politiquilla. Era cacique honorario; el cacique en funciones, su mano derecha, Mesía. Don Álvaro era al Marqués en política lo que a Paquito en amores, su Mentor, su Ninfa Egeria.
Le mirábamos recorrer su jardín de un lado a otro; reforzar sus plantas con rodrigones, arrancar las hierbas dañinas y detenerse a menudo en medio de sus faenas para lanzarnos una mirada investigadora, con el objeto de hacernos comprender que era un Mentor formal.
Al fin se coloca a la cabeza del Gobierno al doctor Maza, el maestro, el mentor y amigo de Rosas, y creen haber puesto remedio al mal que los aqueja. ¡Vana esperanza! El malestar crece, lejos de disminuir. Anchorena se presenta al Gobierno pidiendo que reprima los desórdenes, y sabe que no hay medio alguno a su alcance; que la fuerza de la Policía no obedece; que hay órdenes de afuera.
Alborotóse el Gobierno, reunióse al punto Consejo extraordinario en el ministerio de la Guerra y tomóse por primera providencia la de echar el guante al señor Cánovas del Castillo y a otros muchos personajes de cuenta, entre los que se contaban el señor Pulido, el joven Telémaco y el respetable Mentor.
Su gordura y su entusiasmo por los toros le habían hecho retirarse del servicio, y pasaba el verano viendo corridas y el invierno hablando de ellas... ¡Ser el guía, el mentor, el apoderado de una espada!... Cuando sintió este deseo todos los maestros tenían ya el suyo, y fue para él una fortuna la aparición de Gallardo.
Palabra del Dia
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