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Actualizado: 26 de junio de 2025
Roussel se sometió con gracia á sufrir este mal paso y se mostró sencillo y cordial, con un cierto matiz de altanería que á Clementina le pareció que contrapesaba desagradablemente la ventaja que ella había obtenido públicamente de la sumisión de aquel rebelde. Creyó que se levantaba un poco deprisa y vió en esta actitud un indicio del doblez con que, á su juicio, se había conducido.
Pero en su afable sonrisa se advertía un leve matiz de duda, algo que decía: «Si no han venido aún las reyertas, vendrán, querido, no lo dude usted.» Le confieso que tengo un disgusto, pero es de orden más inferior y más soportable. Acabo de saber que he quedado cesante. Romadonga se mostró sorprendido. Después procuró poner la cara triste adaptándose a las circunstancias.
Se decía que sus cabellos eran negros como la endrina, que sus ojos brillaban como dos soles, que tenía manos muy bellas y señoriles, y que la palidez mate de su terso y blanco rostro estaba suavemente mitigada por el sonrosado y vago matiz que arrebolaba sus frescas mejillas.
Luego, y por final de la carta, hablaba de su hija, de su Nieves. ¡Qué hermosísima estaba, cómo crecía de hora en hora, qué revoltosa era y qué gracia le hacía, sobre sus grandes ojos azules, aquel fruncir de entrecejo a cada repentina impresión que recibía, lo mismo de disgusto que de placer! Su pelo era rubio como el oro viejo, y el matiz de sus carnes el del más puro nácar, con unas veladuras de color de rosa en las mejillas, en los labios húmedos y en las ventanas de la nariz, que daba gloria verla. Saldría algo, pero algo muy singular, de aquella miniaturita de mujer.
Su fisonomía adquirió la expresión altiva, desdeñosa, que la caracterizaba, a la cual se añadía ahora leve matiz de hastío y preocupación. Por su elegancia refinada, por su arrogante porte, y sobre todo por aquella severa majestad de su rostro peregrino, nadie vacilaría en diputar a Clementina por una de las más altas y nobles damas de la corte.
Su epidermis no tiene ya el brillo de hace diez años y va adquiriendo un matiz harinoso. En una palabra, la señora Grelou es una antigua rubia; sin embargo, su línea es siempre elegante y su porte bastante juvenil. Llega hasta la piscina. Es un estanque cuadrado, bastante amplio, rodeado de una columnata dórica.
Palabra del Dia
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