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Actualizado: 19 de junio de 2025
A la derecha del capitán, que sudaba, no tinta, sino brea, embutido en un corbatín y una americana negra, se encontraba sentada una empleada que respondía al nombre de Bertita: ojos melados, negros, grandes, y velados de largas pestañas; pelo fino, lustroso, abundante, negro como sus ojos; nariz pequeña y un tanto arremangada, símbolo de burla; labios finos; dientes, aunque de mortales huesos, y no de perlas, compactos, blancos é iguales; tez morena; seno alto y exuberante; manos redondas y pequeñas, y sonrisa marcadamente picaresca, constituían el distinguido conjunto de Bertita, que vestía ligera y limpia bata de viaje, recogido sombrero de terciopelo con pluma, cuello y puños á la marinera, cinturón de piel de Rusia, y diminutas botitas color café. ¿Les gusta á ustedes el tipo?
Iba allí el tristemente célebre Dragut, atenido á su antigua ocupación de corsario desde que la conquista de la ciudad de África que gobernaba, por el Virrey de Sicilia, Juan de Vega, le enajenó la gracia del gran Señor, y no poco fueron debidos á su pericia marinera y práctica de las costas los resultados de la expedición de Piali.
Oculta entre dos rocas, como los crustáceos cazadores, estaba la rascaza. Era la escòrpa del mar de Valencia, que Ferragut había conocido en su niñez; el animal amado de su tío el Tritón, á causa de su carne substanciosa que espesa la sopa marinera; el precioso componente buscado por el tío Caragòl para el caldo de sus arroces. La cabeza, enorme, tenía unos ojos completamente rojos.
No hay cuidado la dijo , que son unos animalejos enteramente inofensivos, y además bobos. Y con esto volvió a infundir su espíritu en el organismo de su barco y a pensar por él: Este andar no es para sangre marinera, con esta mar y esta brisa; hay que arribar otra vez, aunque los garranchos abundan... Cuestión de achicar, si es necesario. Dos garranchos a bordo. ¡Yo lo creo! ¿Para que?
POLLO A LA MARINERA. Se rehoga con aceite y manteca un pollo partido en pedazos; cuando está dorado se echa por encima una salsa compuesta de zanahorias, cebollas picadas, vino tinto, hierbas aromáticas y pimienta en grano; se deja menguar de prisa esta salsa, hasta que quede en la mitad; se añaden cebolletas cocidas y termina la cocción a fuego lento; sírvase con anchoas y picatostes.
En los años pasados desde el consabido acontecimiento, la gente marinera había ido confundiéndose en todo con la terrestre, así en ideas como en hábitos y costumbres. Lo cual no dejaba de exasperar á Tremontorio, y dábale á menudo ocasión de fulminar sus embreados apóstrofes sobre los pinturines pescadores que caían por su banda. En una de estas ocasiones le vi yo en el Muelle.
La tripulación, cinco hombres y un muchacho, cenó después de la maniobra de salida, y una vez rebañado el humeante caldero, en el que hundían su mendrugo con marinera fraternidad desde el patrón al grumete, desaparecieron por la escotilla todos los libres de servicio, para reposar sobre la dura colchoneta, con los vientres hinchados de vino y zumo de sandía.
Pero cuando, abiertas las válvulas á todos los pareceres y á todas las ideas, fué llegada la hora de echarse cada cual, á campo-travieso, en busca de terreno para alzar una cátedra en él, ¿qué doctor, por corto que fuera de alcances, no había de descubrir, á la primera mirada, el mejor de los terrenos para aquellos fines en la pura, tradicional, primitiva sencillez de la clase marinera?
Palabra del Dia
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