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Actualizado: 7 de julio de 2025
Las aves marinas, atraídas por el resplandor rojizo de la iluminación de la villa, revoloteaban sobre los tejados y tendían sus alas hacia el mar, siguiendo la tortuosa calle de la ría hasta la inmensa plaza del Abra. Comenzaban á abrirse los establecimientos de la gente pobre; abacerías, tabernas y bodegas.
Algunos pajaritos acuáticos de poca importancia salieron de una de las orillas y pasaron volando sobre las falúas, lo cual fue causa para que don Serapio, en un rapto de entusiasmo marítimo, se pusiese en pie sobre la popa y agarrado al palo de la bandera entonase como un energúmeno la canción que empieza: Al ver en la inmensa llanura del mar Las aves marinas con rumbo hacia acá, siguiendo envidioso su vuelo fugaz, etcétera.
El fresco olor de las algas marinas, el canto de los marineros que despliegan las amplias velas grises aun húmedas por el relente de la noche, el toque de las campanas de las iglesias, el relincho de los caballos que saltan lanzándose hacia las verdes praderas que se extienden detrás de la ciudad... todo, en fin, es música, perfume y luz.
Tal parece como si dos largas y angostísimas bahías ó lenguas de aguas marinas fuesen á chocarse y confundirse bajo los puentes de Zuazo y Chiclana, que dan paso hácia el interior del pais. San Fernando tiene semejanzas generales con Cádiz en su estructura exterior, y el aspecto es poco mas ó menos análogo.
En toda la áspera relación de sus aventuras no hay un solo pasaje, si no me engaño, exceptuando éste, en que su corazón se sienta conmovido. Guerra á las razas marinas. Recapitulando lo que antecede y la historia de todos los viajes, experiméntanse dos encontrados sentimientos: 1.º Admiración por la audacia y el ingenio con que el hombre ha hecho la conquista de los mares, subyugando su planeta.
Los marinos portugueses, gallegos y cántabros comerciaban con las Islas Británicas y las repúblicas anseáticas del Báltico; los marinos catalanes y mallorquines, rivales de los italianos en el comercio de Oriente, usaban cartas de navegar desde mediados del siglo XIII. Las Ordenanzas de Aragón disponían que cada galera llevase dos cartas marinas, cuando los demás buques de la cristiandad navegaban sin otros rumbos que el instinto y la costumbre.
Donde las hiladas, todavía en su estado normal, conservan la posición que tenían en otro tiempo, después de haber sido depositadas por las aguas marinas ó lacustres, la concha descubierta en la capa superior es ciertamente más moderna que en las inferiores.
Todavía este último se prolongaba tierra adentro por el gran canal subterráneo que pone en comunicación á la ciudad con el Ródano. Ferragut había visto ancladas en esta sucesión de abrigos las marinas de toda la tierra y aun de todas las épocas.
Pero si no frente al mar, os halláis por lo menos frente a una cantidad de agua que divertirá y lisonjeará vuestras aficiones marinas, aunque no las satisfaga por entero. Las audacias de tal masa de agua están refrenadas por unos sencillos muros de ladrillo, sobre los cuales hay una verja de hierro no muy alta.
De yerbas, raíces, lombrices, insectos acuáticos, algas marinas y pequeños crustáceos. ¿Las hay también en otros países? Sí, Cornelio: las hay en Asia, en África, en Europa, y sobre todo en la América meridional. ¿Tan grandes como éstas? Las hay más pequeñas, y también mucho mayores.
Palabra del Dia
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