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Actualizado: 6 de noviembre de 2025
Mucho más aptas son las mujeres para civilizarse y pulirse que los hombres.. Enséñales el instinto de agradar lo que cien maestros no pudieran. ¿Y qué dirán de mí todas mis relaciones sobre todo en León , viéndome casado con la hija del Leonés?
Había pasado la vida en su casa de Vd. y en el Seminario, no había visto ni tratado más que a mis compañeros y maestros; nada conocía del mundo sino por especulación y teoría; y de pronto, aunque sea en un lugar, me veo lanzado en medio del mundo, y distraído de mis estudios, meditaciones y oraciones por mil objetos profanos. 20 de Abril.
Eran de maestros famosos del siglo XVIII. También debía haberlos despreciado el comisario por insignificantes. Una ligera sonrisa del conde le reveló su verdadero paradero. Había escudriñado toda la pieza, el dormitorio inmediato, que era el de Chichí, el cuarto de baño, hasta el guardarropa femenino de la familia, que conservaba, unos vestidos de la señorita Desnoyers.
Me han dicho que mi buen hermano está bien de salud y que mi pobre hijo Alfonso ha ganado dos premios por su aplicación en el estudio, y que sus maestros están muy satisfechos de su comportamiento. Esta última noticia me ha enorgullecido bastante. Ruego a Dios perdone mi vanidad, pues yo no he contribuido en nada a la creación de la bondad que en el fondo del alma de mi hijo existe.
No se exalte, gentleman; al contrario, debe usted mostrarse prudente y conciliador. Creo que esto se arreglará finalmente. Puede usted presentar sus excusas al Padre de los Maestros. Yo explicaré que todo se debe á su desconocimiento de nuestra lengua y nuestras costumbres. Lo que me preocupa más es lo de Ra-Ra; pero si no hay otro remedio, lo abandonaremos y que siga su destino.
Eran maestros de todo, Inventores de los trajes, De las galas, de los motes, Y de otras ilustres partes. No sirvió dama ninguno Que su favor no alcanzase, Ni dama llamarse pudo Sin galán abencerraje. Pero la envidia y fortuna, Una vil y otra mudable, Los derribaron al suelo: Que siempre los altos caen.
Yo di á leer al Padre de les Maestros las poesías inglesas que encontré en su cuaderno de bolsillo. Las traduje á nuestro idioma, y creo que no resultan mal. Si lo dudase, me hubiese convencido anteanoche de que la traducción es buena viendo el entusiasmo con que acogió su lectura el inmenso público de mi conferencia.
Ambos se abrazaron, y algunos aduladores del Padre de los Maestros sintieron que no estuviesen presentes los fotógrafos de los periódicos para retratar el abrazo de los dos genios más célebres del país.
El venerable pariente se encontraba demasiado joven para pensar en retirarse, y la rivalidad de su sobrino dio una agilidad a sus piernas que nunca había tenido. En resumen, el pobre muchacho fue tan mal recibido, se le pusieron tantos obstáculos en su camino, que, de puro desesperado, se volvió a París. Sus antiguos maestros le acogieron con los brazos abiertos y pronto tuvo una gran clientela.
No intento tratar aquí de toda suerte de preocupaciones, ya porque fuera imposible comprehenderlas todas, ya porque muchas han sido explicadas en los capítulos antecedentes: propondré solamente algunas muy notables, que nos hacen caer en muchos errores. Quando somos niños creemos todo quanto nos dicen los padres, los Maestros, y nuestros mismos compañeros.
Palabra del Dia
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