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Actualizado: 16 de junio de 2025
Poblacion pobre, raza sin tipo bien determinado, aunque tradicionalmente valerosa, los saboyardos de ese valle inspiran cierta simpatía compasiva, sin que sus localidades llamen la atencion del viajero. Gentes sencillas, resignadas á los rigores de su clima y amantes de sus montañas, viven sin admirar las bellezas de su suelo, hablan muy mal frances y no piensan en la política del mundo.
Por lo que hace á manifestaciones materiales, no omitiré indicar algunas que me parecen características del pueblo suizo, y que son signos siempre seguros de bondad, moralidad, buen gusto y dignidad. Ya he dicho que la pulcritud es general, sobre todo en las localidades protestantes.
Es muy pequeña en el Estado la minoría de los individuos que carecen de alguna instruccion. En 1861. De las localidades de Vaud en que tocamos, tres nos llamaron particularmente la atencion y á ellas reduciré algunas rápidas observaciones.
Basta decir que la conversación se caracterizó por la exaltación intelectual, el cauteloso respeto, la meticulosa delicadeza, la precisión retórica y por el mismo discurso lógico y coherente que distinguen a estas varoniles reuniones en localidades más civilizadas y en donde reina el más fino trato social.
El cogón bajo y de poco cuerpo es bueno como pasto y el alto ó carrizal sólo se emplea en las localidades donde escasea la nipa, para suplir á ésta en la techumbre de las viviendas; esta clase llega á adquirir una altura tal que cubre á los jinetes, y dificulta de tal modo el paso que puede conceptuarse como un verdadero tormento el tener que atravesar un cogonal en las horas del sol.
Según Mesonero Romanos, el más profundo conocedor de todas las localidades de Madrid, Lope de Vega nació en la calle Mayor, y en la casa, ahora de construcción moderna, números 7 y 8 antiguos y 82 moderno, manzana 415.
En pocos días el importe de las localidades vendidas para las primeras representaciones de la obra, ascendió á la enorme suma de doscientos mil francos. «Todo París», ora por legítima curiosidad, ora por «snobismo», quería verla. El Sena, desbordándose, suspendió la tan esperada función. Transcurrieron ocho ó diez días.
No hablamos más del asunto porque el Congreso Nacional ocupó toda nuestra atención. Estábamos en el palco de un teatro; a nuestro lado en localidades iguales veíamos a multitud de señoras y caballeros, a los embajadores y otros personajes.
Esta abunda de tal suerte en el mar, que si toda la que contiene se aglomerara en América, la cubriría por entero formando una montaña de 4,500 pies de altura. La salobridad del mar, sin variar gran cosa, sin embargo, aumenta ó disminuye según las localidades, las corrientes, la proximidad del Ecuador ó de los polos.
Es como si un brazo de la vieja Alemania penetrase hasta allí para grabar en parte el sello de sus razas y su civilizacion. Ya no se nota en el gesto, en el lenguaje, en el continente y en las costumbres de las gentes, ni en el aspecto de las localidades, esa movilidad, esa franqueza y ese espíritu despierto y rápido que hacen recordar al frances en el país wallon.
Palabra del Dia
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