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Actualizado: 12 de octubre de 2025


Ahora eran sus hijas las que perseguían á la pobre Roseta, como si la infeliz tuviese culpa alguna. ¿Y todo por qué?... Porque querían vivir trabajando, sin ofender á nadie, como Dios manda. Batiste, al ver á su hija ensangrentada y llorosa, palideció, dando algunos pasos hacia el camino con la vista fija en la barraca de Pimentó, cuya techumbre asomaba sobre los cañares.

Misia Petronila Barrientos la recibió con afecto, la escuchó con atención... y la despidió con política, diciéndola muy fresca, que no podía ser... porque no podía ser. Y vuelta a la casa, abatida y llorosa, por el sacrificio estéril que de su amor propio había hecho, alimentando pensamientos tan negros como éstos: El amigo es para ir de fiesta y no para acompañar en la desgracia.

, amigo mío, amigo querido me contestó con la dulzura de una mujer. ¿Vive el Rey? Sacó su pañuelo, limpió con él mis labios y me besó en la frente. ¡Si, vive, gracias al más valiente caballero que he conocido! contestó en voz baja. La pobre campesina seguía allí, llorosa y sorprendida, porque me había visto en Zenda y creía que el Rey yacía pálido y ensangrentado a sus pies.

En seguida se deslizó de las rodillas de Marner al suelo y se puso a andar de aquí para allá, a pasitos cortos, pero titubeando tan graciosamente que Silas se levantó de golpe para seguirla, de miedo que fuera a golpearse contra algo que le hiriera. Pero sólo cayó sentada, y allí, con la cara llorosa y mirando a Marner; se puso a tirar de los zapatitos como si le hicieran daño.

Quedó por esta causa allí la dama De dolor, y congoja y pena llena, la siguiente noche tuvo cama, Triste, sola, llorosa en el arena. El pobre por el bosque grita y clama, Al aire publicando su gran pena; Que por buscar camino, senda y via Sin su dama se , y sin alegria.

La Dorotea, destrenzados los cabellos, desarreglado el traje, iba de acá para allá pálida, sombría, llorosa, sin acuerdo de lo que hacía, obrando maquinalmente, irritada, poseída por una pasión tremenda. No vió ni al tío Manolillo ni á Montiño.

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