Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 5 de junio de 2025


Fuí confiado á los cuidados de un criado, que me suplicó esperara en la pieza contigua á aquélla de que salía, mientras tomaba órdenes del señor Laroque.

Fuimos á continuar en el salón nuestras simpáticas efusiones, olvidando la señora de Laroque, cada vez más, el tono de benévola protección, que hasta entonces me había chocado en su conversación particular conmigo. Me confesó, que el demonio del teatro la atormentaba en alto grado, y que meditaba hacer representar comedias en el castillo. Me pidió consejos sobre la organización de esta diversión.

Saludé á las señoras con toda la naturalidad de que puedo disponer. No hubo, bien entendido, ninguna explicación. La señora de Laroque parecióme conmovida y pensativa; la señorita Margarita algo vibrante aún, pero política. En cuanto á la señorita Helouin, hallábase muy pálida y mantenía los ojos inclinados sobre su bordado.

Se decía que era un mono, y yo consentía en ello, pero en realidad lo que buenamente pienso, es que era un negro, tanto más, cuanto que siempre he sospechado que su amo ha hecho el tráfico de esta mercancía en la costa de África. Por lo demás, el finado señor Laroque, hijo, era un hombre de bien, y excelente bajo todos conceptos.

No habiendo llegado el señor Laubepin esta mañana, la señora de Laroque me ha hecho pedir algunas instrucciones que le eran necesarias para arreglar las bases previas del contrato, el cual como ya he dicho, debe ser firmado mañana.

Mi primera entrevista con la señorita Margarita había bastado para revelarme todo el rigor, toda la imposibilidad de la prueba á que me hallaba condenado, cuando la muerte del señor Laroque ha venido á dar por corto tiempo á mis relaciones alguna naturalidad, y una especie de bienestar á mi permanencia en el castillo. Rennes, 16 de octubre.

La señorita Laroque, que me pareció muy alta, sólo debe esta apariencia al carácter amplio y perfectamente armonioso de su belleza. Es en realidad de una estatura ordinaria; su rostro, de un óvalo algo redondeado, y su cuello, de una postura delicada y arrogante, están cubiertos ligeramente por un tinte propio de las hijas de Bretaña.

A más, sus hábitos se han modificado sensiblemente. La señora de Laroque ha echado á un lado su brasero, su garita, y todas sus inocentes manías de criolla; se levanta á una hora fabulosa y se instala desde la aurora con Margarita delante de la mesa de trabajo.

Está á punto de tomar una resolución muy grave y ese es un momento en que el humor de las jóvenes queda entregado á la locura de las brisas. Inclinéme sin responder. Usted es ahora continuó la señora Laroque un amigo de la familia; por esa razón le quedaré agradecidísima si me dice lo que piensa del señor de Bevallan.

Después me tracé un plan de conducta para con los miembros de la familia Laroque, prometiéndome atestiguarles un celo concienzudo por sus intereses, y una justa deferencia hacia sus personas, igualmente distantes del servilismo y de la altivez.

Palabra del Dia

vorsado

Otros Mirando