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Actualizado: 7 de mayo de 2025


Establecido el fundamento, veamos cómo se puede levantar el edificio: para esto, no es necesario salir del pensamiento propio; allí está el punto luminoso para guiarnos en el camino de la verdad; sigamos sus resplandores, y fijado un punto inmóvil hagamos salir de él el hilo misterioso que nos conduzca en el laberinto de la ciencia.

Octavio sintióse aún más lisonjeado por estas palabras que por el buen sitio que la condesa había otorgado á su clavel, y mientras caminaban en dirección á la huerta se enredó en un laberinto de explicaciones metafísicas sobre las diferencias y afinidades que existen entre la galantería, el amor, la amistad, la simpatía, etc., etc.

Mi ronca voz desmaya, desque siento El bravo laberinto en que me meto, Habiendo de escribir el alzamiento De la gente soberbia; que prometo, Que si durára aquel levantamiento Un mes, todo el Perú fuera sujeto A la diccion y mando de tiranos, Con solo la ocasion de estos livianos.

La idea de perdernos no nos contrariaba mucho, porque saboreábamos de antemano mano el gusto de salir al fin a puerto sin auxilio de práctico y por virtud de nuestro propio instinto topográfico. El laberinto nos atraía, y adelante, adelante siempre, seguíamos tan pronto alumbrados por el sol como por el gas, describiendo ángulos y más ángulos.

Me parece que siempre se queda algo, que no vamos a alcanzar el tren, que me van a hacer pagar un sentido por exceso de peso... ¡Ya ve usted, catorce baúles! Es un laberinto de mil demonios. Leopoldito lleva su perro, María su gatita de Angora y Gustavo una jaula de pájaros para un amigo.

No tardó en cansarse de ellos hallándolos demasiadamente inocentes. Enfrascóse después en el trágico laberinto de los folletines que, si bien le mantuvieron agitado y divertido una larga temporada, no consiguieron pegársele al alma.

Aunque nos llene de admiración la riqueza inagotable de inventiva de la época anterior y las creaciones infinitas que brotaban á raudales de ella, como de una fuente perenne, y el prodigioso número de elementos poéticos existentes en la misma, hasta tal punto, que, bajo este aspecto, no se encuentra ninguna otra que le iguale, siendo difícil arrancarse de ese florido laberinto para penetrar después en artístico jardín, lleno de más regular riqueza; aunque se haya de confesar que no hubo tal superabundancia de condiciones poéticas en el período subsiguiente de la poesía dramática, no es posible abrigar dudas de ninguna especie de que la última aventaja á la primera en perfección artística.

Ariadna, que no poseía plano del Laberinto, no se empeñó en manifestar a Teseo sus reconditeces y revueltas, con lo cual le hubiera calentado el cerebro sin la menor ventaja, sino que le dio el hilo para que se guiase por él y saliese airoso de aquella aventura, diciéndole probablemente: Dios te la depare buena.

El laberinto de amor es una comedia romántica, llena de situaciones interesantes, aunque de intriga algo confusa. El defecto principal de esta pieza es que los mismos motivos influyen con frecuencia en sus diversos personajes.

Este hizo una seña al joven, dejaron la calzada y se internaron en un laberinto de senderos y pasadizos que formaban entre varias casas; tan pronto saltaban sobre piedras para evitar pequeñas charcas, como se bajaban para pasar un cerco mal hecho y peor conservado. Estrañábase Plácido de ver al rico joyero andar por semejantes sitios como si estuviese muy familiarizado con ellos.

Palabra del Dia

hociquea

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