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Actualizado: 1 de mayo de 2025
Su lectura, que comencé de un modo maquinal, impresionó al cabo de algunos minutos mi imaginación, inclinándola, no precisamente a las ideas religiosas, sino a cierta suerte de anhelo inefable y humildad voluptuosa que el misticismo produce siempre en los temperamentos nerviosos y líricos. Acordeme de la graciosa hermana, y nunca su imagen produjo en mí un estremecimiento más dulce y feliz.
Los versos eran buenos, de un mecanismo ingenioso, libre, imprevisto, pero poco líricos en resumen, aunque las intenciones del autor lo fueran mucho. Los sentimientos eran delicados, pero vulgares, y las ideas débiles.
Igual fenómeno en la literatura. Homero es el gran maestro del mundo helénico. Todos los poetas dramáticos, épicos ó líricos acuden á él para beber su inspiración. Esquilo, Sófocles, Píndaro y Eurípides confiesan modestamente que viven de las migajas de su mesa.
Nuestros poetas líricos, tan buenos, en lo que va de siglo, como los de cualquiera otro país, son desconocidos en los países extranjeros. Algunas de nuestras novelas, aunque pocas, han sido traducidas en varias lenguas. Y algo de nuestro teatro moderno ha sido traducido y aplaudido también, sobre todo en Alemania y en Inglaterra.
Los bailes, los convites y hasta los gustos líricos ó dramáticos buscan recuerdos europeos, y para oir el característico cutang-cutang indio hay que dejar el pueblo. De citar es, sin embargo, los convites chínicos de Daraga en sus días solemnes, por figurar en las mesas de sus festines platos tan originales como los de orejas de ratón, nidos de golondrina, aletas de tiburón y cabezas de culebra.
Yo le escucho con gran gusto, y al sorprenderme de sus arrebatos líricos, me dice que lo atribuye al modelo que tiene delante... ¡Si es lo más gentil!... Pero nuestras beldades, o algunas de ellas, se han empeñado en estropear o destruir con los artificios de afeites y pinturas su propia hermosura natural.
La negra silueta del pueblo dibujábase a la lejos, y una torrecilla alzábase sobre él destacando su espadaña con precisión del fondo oscuro de la noche. ¡Pobre Cervantes! ¡Aquí fue preso y maltratado como el último comisionado de apremio; en todas partes despreciado y humillado, cual si no hubiese tropezado en el curso de su vida más que con poetas líricos!
Ahí únicamente se ha mostrado como era, capaz de novedades atrevidas y de sublimes invenciones; el resto no es más que un reflejo deslumbrador de los trágicos griegos y de los líricos sagrados. Después viene Voltaire, que él mismo constituía un tipo.
Tal es la triste historia del olvidado Alberto Glatigny, llamado á ocupar algún día entre los poetas líricos franceses del siglo XIX un puesto de honor. VIRGINIA D
El asunto es mil veces más serio en el día. La desesperación no se muestra en jaculatorias y raptos líricos, más o menos elegantes y poco metódicos, sino que se deduce de todo un sistema dialéctica y sabiamente construido. Confiese V. que esto es lastimoso.
Palabra del Dia
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