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Actualizado: 29 de mayo de 2025
Las espinacas y el perejil son metódicos, amigos del orden, muy apegados a la casa donde siempre han vivido y donde, por decirlo así, están vinculadas las tradiciones de sus mayores.
Sin abandonarse á cavilosidades, ni á resolver difíciles problemas, sino dejándose arrastrar, sin miedo y con confianza, de la corriente de la inspiración, que evoca en ellos el influjo de los tipos poéticos; saben los artistas dramáticos españoles producir grande efecto, y resolver dificultades, muchas veces insuperables, á los artistas metódicos é instruídos, y en virtud de su facilísima comprehensión y de su sensibilidad impresionable, son los intérpretes más fieles de la intención poética del autor.
Jugaba graciosamente con la pluma, y mojándola y sacudiéndola a golpecitos metódicos, prosiguió así: «Pero no debe esperarse de este pícaro mundo otra cosa que penas, ¡ay!... penas y amarguras. Usted es joven, usted es una niña, y todavía... vamos, todavía no conoce más que las flores que suelen adornar al principio los bordes del camino; pero cuando usted ande más, más...».
Pues del mismo modo era D. Romualdo: grandón, fornido, atezado, y al propio tiempo excelente persona, de intachable conducta en lo eclesiástico, cazador, hombre de mundo en el grado que puede serlo un cura, de apacible genio, de palabra persuasiva, tolerante con las flaquezas humanas, caritativo, misericordioso, en suma, con los procedimientos metódicos y el buen arreglo que tan bien se avenían con su desahogada posición.
Los saltadores son los más intelectuales y elegantes de los arácnidos. No son metódicos, no son extáticos. Corren, brincan, se mueven prestamente. No fabrican urdimbres donde permanecer hastiados; no labran agujeros donde esperar aburridos. Son mundanos, son errabundos. Vagan ligeros por las puertas y por las paredes soleadas. Persiguen las moscas; las atrapan saltando.
El río sigue corriendo silenciosamente; en los bosques impenetrables de la orilla, donde el buque acaba de detenerse, no se oyen sino los apagados silbidos metódicos del turpial que llama a su compañero; hasta las enormes y vistosas guacamayas, con su plumaje irisado, llegan en silencio y buscan entre las ramas el nido que pende de la copa de un inmenso caracolí, mecido por las lianas que lo sujetan.
El asunto es mil veces más serio en el día. La desesperación no se muestra en jaculatorias y raptos líricos, más o menos elegantes y poco metódicos, sino que se deduce de todo un sistema dialéctica y sabiamente construido. Confiese V. que esto es lastimoso.
Palabra del Dia
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