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Actualizado: 19 de junio de 2025
Su voz produjo un efecto extraño: ora murmuraba, bien que de manera bastante fuerte para ser oído; ora gritaba, ora hacía una larga pausa, fijando los ojos en algún jurado, que, azorándose, no tardaba en volver a otro lado los suyos. Señores jurados y señores jueces: Acaban ustedes de oír el discurso del señor adjunto del fiscal.
Marqués de la Casta, Virrey y Capitán General de este Reino, y los Muy Ilustres Señores Jurados, el Sr.
Así se estaba aún más a gusto. Uno de los jurados, un viejo, miró a Karaulova y dijo a su vecino: ¡Tiene gracia esa mujer! Sí contestó el otro. Bueno objetó el presidente . El hecho de que sea usted una prostituta no es una razón para negarse a prestar juramento.
Estos señores no ven la necesidad de cambio ninguno. El mundo les parece verdaderamente bien, y en realidad, ¿qué mundo ha estado nunca mejor? Tiene calefacción central y juicio por jurados. Tiene sistema parlamentario. Tiene gas, tiene luz eléctrica, tiene telégrafo y teléfono, tiene leyes de Accidentes del trabajo, y tiene cinematógrafo.
Luego se veía con los tíos, entraba en la casa, trincaba con ellos, los enemigos jurados de su padre; ¿por intermedio de Jacinto? Era dudoso, y en uno y otro caso, pensaba ella que Esteven, más calculista que caritativo, no sería tan necio como para prestar su garantía a un joven que, le constaba, no tenía con qué responder a compromiso tan importante.
Todos contaban que en una de las salas del tribunal acababa de suicidarse un acusado; se oía ruido de cadenas y de fusiles. Un dulce calor reinaba en todo el edificio, y se estaba allí divinamente. En una de las salas, la animación era grandísima: un proceso pintoresco atraía mucha gente. Los jueces, los jurados, los abogados estaban ya en sus puestos.
Y no es acusando á diestro y siniestro á todo el mundo como lograrán probar que un juez de instrucción, doce jurados, tres magistrados y la justicia en masa se han engañado groseramente y enviado un inocente á presidio. Á no ser que se pruebe, dijo miss Harvey, que las apariencias fueron arregladas tan hábilmente que fué imposible no creer en la culpa de ese desgraciado.
En el fondo del patio se había establecido un sillero que hacía fondos de junco y tenía montones de ellos arrimados a la pared, los unos teñidos de rojo y puestos a secar, los otros sin teñir, cortados y apilados. Eran enemigos jurados de este industrial los chavales de la vecindad, que bonitamente le robaban los juncos para sus juegos y diabluras.
En este año dieron muerte al Veinticuatro don Fernando de Medina Melgarejo, la cual se atribuyó á don Bernardo de Rojas y Saavedra, de la Orden de Santiago. Los jurados de la ciudad representaron á la misma la conveniencia de que se suprimiesen las «Casas de la gula» cuyo número habia aumentado al punto que en este año había más de treinta.
Un año hizo una espléndida novena a San Francisco, a la cual acudió toda Vetusta edificada, como decía Bermúdez. Después que Bedoya salía del Casino, pasando sin ser visto de los porteros, que dormían suavemente, no quedaban allí más socios que ocho o diez trasnochadores jurados. Pocos y siempre los mismos.
Palabra del Dia
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