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Actualizado: 9 de junio de 2025
Matildita obtuvo un éxito tan satisfactorio en su dificilísima gestión diplomática, que Fernanda había concedido a su enamorado trovador el permiso de ir a hablarle por la reja los martes, jueves y sábados. Eduardito osaba esperar que, andando el tiempo, obtendría el mismo señalado favor los lunes, miércoles y viernes.
Y vió muy pronto D. Francisco que aquellas novedades eran buenas y que su hija tenía mucho talento, porque... vamos, parecía cosa del otro jueves... echábase mi hombre á la calle y se sentía, con la buena ropa, más persona que antes; hasta le salían mejores negocios, más amigos útiles y explotables.
El maestro nos ha recomendado mucho que pongamos toda nuestra atención en este caldo... ¡Y ahora resulta que ya no me acuerdo...! ¡Qué coraje...! ¡Quería prepararte este plato para el jueves...! LIONEL. ¡Es verdad...! ¡El jueves como con tu marido! LINE. ¡Bah!
Leyó después la de su padre, escrita el jueves, antes de sentirse mal; las de sus hermanas, entre las que recibió una de la «nena» en que le pedía que al regresar de la estancia le llevara «un pichón de paloma pero que sea todo blanco»; las de sus amigos que invariablemente lamentaban su «partida en secreto, como si no quisieras despedirte»; y luego empezó a leer, por orden de fechas, las cartas de su novia.
Sí, señora; yo sería lo que es usted si estuviera donde usted está... Vaya, que el mérito no es tan del otro jueves, ni hay motivo para tanto bombo y platillo. Y si no, venga usted a mi puesto, al puesto que tuve desde que me engañó aquel, y entonces veríamos las perfecciones que nos sacaba la mona esta». Y las miradas de la de Santa Cruz volvieron a flecharla.
5 de noviembre. La abuela ha reanudado sus días de recepción hoy, primer jueves de noviembre. Muy de mañana he tenido una larga conversación con la abuela, a propósito del señor Desmaroy, y aproveché sus buenas disposiciones, causadas por mi docilidad para sus proyectos, para formular algunos deseos, el primero de los cuales era continuar mis estudios sobre las solteronas.
Hace un momento llamaron a la puerta de entrada; corrí, con el corazón trémulo de alegría, y estuve a punto de abrazar al hombre que venía para ver el contador del gas... Dentro de una hora volverán a llamar y recibiré a un chico de telégrafos, que me entregará un despacho, siempre igual: «Imposible acudir tan pronto. Descorazonada. Ven a comer el jueves. Ternezas.
Algunos malcontentadizos habían observado, meneando la cabeza, que todo se había renovado en el laboratorio de Ramón Pérez, menos las navajas; pero él respondía que eran hombres del otro jueves, y que no habían perdido la antigua maña de observar el fondo de las cosas; cuando la regla del día era dar únicamente importancia a la exterioridad y a la apariencia.
Consta de una cuenta antigua original, que ha llegado á mis manos, del Palacio Real de Madrid, que desde el 5 de octubre de 1622, los domingos, jueves y días festivos de cada semana, se representaron en el aposento de la Reina muchas comedias.
Grande, pues, debió ser el disgusto que sintieron todos cuando don Mariano les dijo a última hora: Señoras y señores: el jueves, a las ocho de la mañana, agradecería a ustedes en el alma que diesen una vuelta por el muelle convenientemente provistos de sombrero, quitasol, abrigo, etcétera.
Palabra del Dia
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