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Actualizado: 28 de junio de 2025


Influencia del elemento indígena en la cultura de los moros del reino de Granada, por D. Francisco Javier Simonet. ¿Shall Cuba be free?

¡Aquí está el orador más notable del club democrático de Zaragoza! dijo en voz muy alta Javier, señalando á su amigo. ¡, ! dijeron todos los aragoneses que había en el recinto, reconociendo á su compatriota. Defiéndanos usted, defiéndanos. Todas las miradas se fijaron en Lázaro. ¡Cosa singular! En aquel momento una súbita transformación se verificó en el ánimo del joven.

La parte del S es un llano, que se extiende desde la boca hasta ocho leguas mas arriba de San Javier: una gran parte de la costa del rio está sembrada; pero todavia no han llegado á aprovechar los campos de San Javier, y ese punto es el que ofrece mas ventaja á los labradores. En otros tiempos hubo una guardia en aquel destino, pero no queda mas que los rastros de ella.

Javier y el Doctrino tomaron en competencia posesión de la cama. Lázaro se acomodó lo mejor que pudo en una silla de tres pies y medio, y el poeta continuó en pie haciendo los honores del sotabanco. Del cajón de la cómoda sacó un pedazo de queso envuelto en un papel, que se había hecho transparente.

Déjenme ustedes ver cómo se arregla eso; porque para ... ¿por qué lo he de negar? la ciencia es lo primero. Lázaro insistía en dejar á sus tres amigos: tan aburrido y melancólico estaba. Espera, hombre le decía Javier deteniéndole aún. Espera á ver lo que hacen estos bárbaros.

Esta vez, cuando la nave hizo su parada definitiva en el patio, hubo una aclamación general. El Doctrino abrazó á sus amigos. ¡Javier! ¡Lázaro! Y se abrazaron con efusión. Después de los monosílabos de alegría y sorpresa, el segundo dijo al primero: ¿ en Madrid? ... al fin! ¿Vienes de Ateca? . Bien.

Ya le tenemos sentado sobre la mesa, con el manuscrito en la mano y alumbrado por el candilejo. El Doctrino y Javier se disputaban la causa con nuevo furor, y Lázaro, que estaba sentado en la silla, había cedido al cansancio, y apoyado en la misma cama, esperaba la primera escena de los Gracos.

En vez de una hija, han sido dos... y, la verdad, la señorita Julia es de mejor índole, más cariñosa y dulce. ¡Eso un ciego lo ve! Hace tres años comenzó D. Javier a seguirlas por todas partes: a teatros, conciertos, paseos... en fin, lo que hace un enamorado. ¿De quién? De la señorita Julia.

Estos tres jóvenes vagaron juntos por las calles, acercándose á los grupos, preguntando á todos, contando noticias fraguadas por la fecunda imaginación del poeta, hasta que, llegada la noche, se dirigieron al parador del Agujero, sito en la calle de Fúcar, á esperar á unos amigos de Javier, que llegaban aquella misma noche de Zaragoza.

Señores, aquí tenéis á mi amigo, al grande orador del club de Zaragoza, mi amigo y compañero. Los demás jóvenes, tanto viajeros como visitadores, rodearon al aragonés. Expliquemos. Cuando Javier estuvo en Zaragoza, trabó amistad muy íntima con Lázaro.

Palabra del Dia

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