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Nos hacen limitar el testimonio de los sentidos á la esfera que les pertenece, rectifican en algun modo los juicios que habíamos formado; pero el mundo continúa siendo el mismo que antes; solo que los encantos de la naturaleza, los hemos encontrado en mas íntima relacion con nuestro ser, notando que en ellos tienen mas parte nuestra organizacion y nuestra alma de lo que nos habíamos imaginado.

En el momento de acusar a los dos rusos, había sentido una secreta turbación, una especie de temor de revelar su amistad por la Condesa; pero el sentimiento de pudor moral, que le impedía referir esa historia íntima, había sido ahogado y vencido por el ímpetu de la venganza.

Esta señora, mucho más joven que Clementina, era no obstante su íntima amiga, el confidente de sus secretos. Comía tres o cuatro veces a la semana con ella, y raro era el día que no salían juntas a paseo.

Tirando... tirando por este cuerpo pecador... ¡Válate Dios por el señorito Octavio!... ¡Válate Dios!... La risa persistente y las miradas del clérigo no despertaban en el joven una alegría muy íntima, aunque otra cosa quisiera aparentar. Vaya, vaya, vaya... lo que es ahora, señor conde, no se nos escapa usted tan pronto.

Doña Blanca vive con la mente tan lejos de todo, y se resiste tanto á que le cuenten cosas del mundo exterior que distraigan su espíritu de la contemplación íntima en que vive, que de seguro ni ella ni su pobre marido sabrán que V. ha llegado.

¡Pues me hace gracia!... ¡Valiente paladín le ha salido a la Elvirita!... ¿Y dónde han hecho ustedes su compadrazgo? Supongo que no será en el confesonario del padre Cifuentes. No, por cierto... La veo y la he sabido apreciar en casa de María Villasis, que es su amiga íntima.

Salió del serrallo de Zadig habiendo recibido espléndidos regalos, y fué á contar esta aventura á la envidiosa, que era su íntima amiga, la qual quedó penetrada de dolor por la preferencia.

Prudencio Sandoval y de Mr. Robertson, quienes, en esta parte íntima de sus célebres historias, fueron sin duda mal informados, ó fantasearon á medida de su deseo. Así lo demuestra el Sr. Lafuente con irrebatibles razones y documentos originales de primera fuerza.

Esa fue la íntima representación de su mente, pero, por desgracia, su expresión externa era confusa y se limitaba a la repetición de la siguiente incoherencia: ¡El sol está bien! ¿qué hay? ¿qué hay, sol? ¡Magnífico! Se detuvo doña María, y sacando nuevo valor de la ventajosa distancia que le separaba de él, le preguntó si le faltaba algo.

Llamo sobre este particular la atencion, deseoso de que el lector vaya acostumbrándose á referir todas las ideas á pocos puntos, en que todas se enlacen, con un vínculo facticio, producto de métodos arbitrarios, sino por la íntima naturaleza de las cosas.