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Actualizado: 27 de junio de 2025
Sólo que hay una pequeña dificultad para que esa señora, a quien visito muchos días, sea mi novia... y es que esa señora está casada. Miguel había penetrado perfectamente el alma de la niña: por eso le presentó esto como una dificultad insuperable.
Dudo yo que mi marido... ¡Quia, imposible..! Pero, aun creyendo imposible lo que se le había ocurrido a su ingeniosa amiga, Rosalía meditaba sobre ello. La misma dificultad insuperable del asunto atraía su espíritu, como los grandes problemas embelesan y fascinan los entendimientos superiores.
Difícilmente podían ir cubriendo las apariencias de reconstruir su posición ruinosa; estaba por medio Carmencita como un obstáculo insuperable. Sin ella, hubiesen tomado del capital heredado lo imprescindible para remendar la hacienda rota y darse importancia de gentes poderosas.
Pero entre las graves dificultades que se ofrecían en tan arduo empeño, siempre hice presente á V. S. que la mayor y aún insuperable estaba en el limitado tiempo que se concedía para tan vasta transmigración, lo que, al juicio de los Padres más experimentados de aquellos países, era físicamente imposible en el estrecho espacio de seis meses, razón que movió y aún convenció al P. Comisario Luis Altamirano para pedir á V. S. concediese á lo menos tres años de término, lo que también representé al Rey nuestro señor, haciéndole demostración de que en menos tiempo era intentar un imposible y consiguientemente compeler á sus rendidos vasallos á que no ejecutasen según fuerzas naturales lo mismo que deseaban obedecer.
Todo el mundo le reconocía como insuperable descriptor de costumbres populares, como maestro en el diálogo, como dechado en el idilio rústico. De todas sus novelas podían citarse admirables páginas aisladas; algunos dudaban que hubiese encontrado la novela perfecta.
El estudio del «Edipo» en que Peredo hizo alarde de su saber en materia de arte dramático; el juicio de Altamirano con motivo de la representación del «Baltasar» de la Avellaneda, artículo brillante y galano que me pareció insuperable. «El Renacimiento» fué mi periódico favorito. ¡Qué amena y grata lectura me proporcionó esta revista!
El cristal que separaba el agua de la atmósfera tenía un espesor de millones de leguas: era un obstáculo insuperable entre dos mundos que no se conocen. Recordaba el marino la imperfecta visión de los habitantes oceánicos. A pesar de sus ojos abultados y movibles, que les permiten ver delante y detrás de ellos, su potencia visual sólo abarcaba cortas distancias.
En «los hogares de los nobles y de los ricos», á los criados y á los subalternos arrogantes. En «los palacios de los príncipes», á los que los custodian y á cuantos van allí de visita. En «los cementerios», á los parientes verdaderamente afligidos y á los herederos que aparentan estarlo». Los consejos de este viejo «Manual», un poco pueril, son, en el fondo, de una exactitud insuperable.
Afortunadamente, la naturaleza se resiste al escepticismo de una manera insuperable; y los sueños del gabinete de los sabios no trascienden á los usos de la vida del comun de los hombres, ni aun de los mismos que los padecen ó los fingen.
Tenía aquel pueblo también, como todos los pueblos, como todos los hombres, su especialidad, su fatalidad invencible, su anankée insuperable, como diría Víctor Hugo.
Palabra del Dia
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