Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 12 de julio de 2025


Y ocultó la cara, que se enrojecía bajo las lágrimas como una rosa bajo el rocío, en el seno de la anciana enternecida por esta ingenua declaración. Tranquilícese usted, hija mía; ese duelo no puede verificarse y no se verificará... ¿Quién podrá impedirlo? Yo respondió tranquilamente la tía Liette. El despacho presentaba una animación inusitada.

Era sana como un coral, muy ingenua, sobre todo, y diligente y animosa. Pintaba un poco, tocaba regularmente el piano y leía con gusto los buenos libros de imaginación. No era una artista; pero sentía y saboreaba el arte a su manera. ¡Y el bendito de su padre, sin acertar a leer lo que estaba tan a la vista en aquel libro tan abierto!

Y así seguía el tendero del Mercado, ensartando sus frases rebuscadas ante la admiración ingenua de su esposa, que veía en él un ser superior. Y mientras seguía su curso la conversación, sonaba a cada instante la campanilla de la puerta. Eran tarjetas de felicitación, que la señora miraba satisfecha, dejándolas sobre el velador de modo que pudiesen leerlas sus visitantes.

No obstante, había cierta exageración de mal gusto en esta fisonomía arrobada y celeste que la tinta azul le prestaba. Aquélla no era la Marta verdadera, ingenua y modesta en su expresión como en sus rasgos, sino otra Marta afectada, teatral y fantástica. Ricardo concluyó por decirle que con ninguna luz estaba mejor que con la natural. La niña exclamó de repente: ¡Y el Menino, Ricardo!

Recordando que él también había creído, recordando el alma ingenua que había muerto en él, ante la esperanza de poder creer todavía para sentirse más cerca de ella, para comunicarse con ella, ¡cómo había llorado, envuelto en una tranquila tristeza, en tímido gozo!

Ahora, don Diego, dígame si le amo, porque usted tiene más experiencia que yo y no se puede equivocar. Yo no soy más que una pobre ignorante, pero usted debe recordar si es así como le amaban en París. Esta confesión ingenua descendía como un rocío matinal sobre el corazón de don Diego.

«Rey dolorido y galante, tu muerto amor juvenil ¡con qué tristeza aflorante llora el romance infantil! Princesina de leyenda, te da el alma popular, como una oración, la ofrenda ingenua de su cantar

Cristeta era bellísima, sentimental, ingenua, codorniz sencilla, sobre todo desinteresada; mas sus muchas prendas físicas y morales no justificaban que hombre tal quedase por siempre sometido a su imperio.

Me ha parecido bien criado, generoso, franco, con el alma abierta á la vida... y enamorado, sobre todo, Clara, enamorado. ¿Y no ha visto más vuestra majestad en ese joven? No contestó con una ingenua afirmación la reina.

En la fachada del Norte, que cae al Sena, se ven doce estátuas alegóricas, y al pié, verde, humilde y gracioso, un jardincito limitado por una verja, la cual lo separa del borde del rio. No es una perspectiva arrebatadora; pero es ingénua, cándida, inocente como los recuerdos de la niñez.

Palabra del Dia

hilaban

Otros Mirando