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Actualizado: 6 de mayo de 2025
Durante este tiempo yo había crecido; contaba quince años; era bien parecida, y por el incidente de tan inesperada visita, me convencí de que llamaba la atención mi persona; mis amigos nada me habían dicho, y el efecto rápido y maravilloso que produje en la concurrencia me sorprendió en extremo... Todo, en aquel día, me decía que era linda; y si hubiese podido dudarlo todavía, las exclamaciones que oía a mi alrededor bastaban para disipar mis dudas.
Aquella acción súbita e inesperada de Mabel me sorprendió y disgustó, porque yo había creído que nuestra amistad era de una naturaleza tan íntima y estrecha, que me hubiera permitido, por lo menos, dar una mirada a lo que había escrito su padre.
No se dan todos los días, en situaciones semejantes, coincidencias de ese calibre. Ello fue que me pasé las horas muertas desmenuzando la insinuación inesperada del médico y sometiéndola, por fragmentos impalpables, a la fuerza de un análisis escrupuloso.
En una palabra, gentleman: acabó el ejército y la flota de los hombres en todas las naciones de nuestra raza. Murieron muchísimos al intentar la resistencia, y los supervivientes quedaron aterrados después de una derrota tan inesperada y completa.
Al principio, una contrariedad profunda, un verdadero pánico doméstico se apoderó de su espíritu ante la ocupación inesperada de su vivienda, y perdió mucho tiempo buscando y rebuscando en su memoria el involuntario ademán o la frase imprudente que hubieran podido provocarla. Sólo para él mismo era obscura la razón.
Se sorprendió mucho al verme «tan temprano y tan peripuesto al cabo de días y días sin dejarme ver de nadie», y temió que aquella inesperada visita fuera «para cosa mala». ¿Estaba enfadado con ellas? ¿Me habían dado, sin querer, motivo para estarlo?
No sabía ciertamente el senador cómo se había realizado la inesperada reconciliación. Les había visto llegar un día á su casa juntos, mirándose con ternura, olvidados completamente del pasado. ¿Quién se acuerda de las cosas de antes de la guerra? había dicho el personaje . Ellos y sus amigos han olvidado completamente lo del divorcio.
Y si hubierais tenido fija la mirada en vuestras sandalias, ¿cómo ver las sonrisas y mohines de aquel demonio disfrazado de mujer? ¡Á vuestras celdas, falsos hermanos, á pan y agua hasta el próximo domingo, con dobles laudes y maitines para que aprendáis á obedecer las leyes que nos rigen! Ambrosio y Porfirio, atemorizados ante aquella inesperada reprimenda, cayeron temblando en sus asientos.
Mi amita no tuvo de alegría más que el tiempo necesario para comprender que el motivo de visita tan inesperada no podía ser lisonjero. «Vengo a despedirme», dijo Malespina. Todos se quedaron como lelos, y Rosita más blanca que el papel en que escribo; después encendida como la grana, y luego pálida otra vez como una muerta.
Los empleados, que le conocían vagamente como pariente del principal, volvieron á enfrascarse en su trabajo, mientras Sanabre, todavía atolondrado por la inesperada visita, le ofrecía una silla junto á la ventana. El doctor explicaba su presencia allí. Había bajado de Gallarta, llamado por la mujer de un antiguo contratista que ahora vivía en el Desierto. Inconvenientes de la popularidad.
Palabra del Dia
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