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Actualizado: 16 de mayo de 2025
Fortunata sintió ruido en la puerta y esta voz: «¿Se puede?». «Pase usted, D. Segismundo» dijo reconociendo al regente de la botica. Y entró el tal con cara risueña y actitud oficiosa, como de persona que cree ser útil. Estaba la joven incorporada en su lecho, con chambra y pañuelo a la cabeza. «¡Qué reguapa está! pensaba Ballester al saludarla, apretándole mucho la mano . ¡Lástima de mujer!».
Incorporada á la Confederacion suiza al caer Napoleon, la república ginebrina continuó su antigua marcha, regida por instituciones que se alejaban bastante de la democracia y de la tolerancia religiosa. La huella de Calvino habia quedado profundamente marcada en la Aténas del protestantismo reformado.
Doña Rebeca salió del cuarto como una centella y en seguida volvió con un chal en la mano. Carmen, incorporada y anhelante, decía: Me llevaré mi Niño Jesús.... Pero Salvador la alzó en sus brazos, envuelta en el chal, protestando: De aquí no te llevas nada.... Y salió con ella triunfalmente, con la gallardía de un galán de comedia.
Por la noche, cuando don Ramón, rendido por la lucha con el insaciable demonio que le arañaba las entrañas, roncaba dolorosamente con un estertor que silbaba en sus pulmones y un reguero de baba en los tristes bigotes, doña Bernarda, incorporada en la cama, los flacos brazos sobre el pecho, le miraba ceñuda, con unos ojos que parecían apuñalarle y rogaba mentalmente: ¡Señor! ¡Dios mío! ¡Que se muera pronto este hombre! ¡Que acabe tanto asco!
En 1873 se fundó en Córdoba la academia de ciencias, que cinco años después fué incorporada a la universidad con el nombre de facultad de ciencias exactas, físicas y naturales. La antigua academia continúa existiendo, pero simplemente como una sociedad compuesta principalmente de los profesores de la nueva facultad.
Su hija y Lucía la habían cuidado, la habían velado con el mayor cariño y esmero. Los accesos de delirio se habían renovado con largas intermitencias de postración. La cabeza de Doña Blanca se despejó al cabo por completo; pero su estado era digno de lástima: la respiración, corta y anhelante; la voz, alterada y ronca; imposibilidad de estar acostada; necesidad de estar incorporada.
Dio un empujón al hermano. «Anda, zonzo; trépate en el automóvil al lado del chófer.» Y mientras el «zonzo» la obedecía, ella se sentó junto a su amante. Partió el vehículo a toda velocidad, sin que ninguno de ellos pudiese oír las recomendaciones que hacía la madre, incorporada en su asiento. Ojeda no sabía adónde ir, y consultó a Nélida. «A un sitio lindo», repitió ésta varias veces.
Palabra del Dia
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