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Actualizado: 1 de junio de 2025
Noté que mientras yo hablaba su semblante se había puesto algo más pálido, pero permaneció callada, como si hubiese temido hablar, por recelo de que inadvertidamente fuese a manifestar lo que tenía intención de que permaneciese siendo un secreto.
Pero ya cayo, ¡ay, desdichada de mí!, en la cuenta de quién te ha hecho tener tan poca con lo que a ti mismo debes, que debe de haber sido alguna desenvoltura mía, que no quiero llamarla deshonestidad, pues no habrá procedido de deliberada determinación, sino de algún descuido de los que las mujeres que piensan que no tienen de quién recatarse suelen hacer inadvertidamente.
Don Fabricio, pasados algunos instantes de sobresalto, logró dominarse y hasta sonreir; y levantóse de su asiento para ir a apagar la luz, que inadvertidamente habría dejado algún criado encendida en el estudio. Abrió la puerta resueltamente, ... y ¡se heló su sangre!
¡Ah! exclamó con rapidez en un tono de mal oculta satisfacción. ¡Entonces él no les ha revelado nada! En el acto comprendí que, inadvertidamente, le había dicho a aquel hombre lo que justamente más deseaba saber.
Tenemos un alemán que está en la cama inmediata. Los colocaron así inadvertidamente; ahora es tarde para moverlos. »Los hombres de Europa olvidan sus rencores al verse en los límites de la vida. Este africano es de cólera larga. Cuando cree que no le ven, enseña el puño al enemigo inmediato, que le mira con unos ojos redondos y asombrados, lo mismo que si estuviesen aún en el campo de combate.
Aseguran en Mendoza, que fué á buscarle un indio de aquellas cercanias, trayéndole dos caballos ensillados á la gineta, y dijo eran de dos caballeros que habian salido de los Césares en busca de españoles, y que los indios de la faccion, de que era cacique, inadvertidamente los habian muerto.
»La transfusión está hecha, ¿para qué más? Sutil e inadvertidamente la salud espiritual de Melchor ha sido absorbida por Ricardo y por Lorenzo, los que a su vez le han dado a respirar sus almas enfermas, como las flores, que al ampararse del oxígeno, que es la vida, exhalan el ácido carbónico, que es la muerte.
Desearía obtener de su amabilidad me dijese si en el tiempo que llevamos de relación amistosa he incurrido en su desagrado por alguna acción o por alguna omisión que les haya molestado, si han observado ustedes en mí algo que no estuviese de acuerdo con una franca y leal amistad, o bien si inadvertidamente creen ustedes que les ocasioné algún perjuicio.
Y, sin embargo, uno de aquellos instantes, pasados casi inadvertidamente para la gente de la ciudad, había producido, á la vista de ella, como quien dice, el desastre más espantoso que registran los cántabros anales.
Palabra del Dia
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