Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 24 de julio de 2025
En la cumbre gloriosa del Calvario, como un astro radiante, aún fulge el ara, no logró el huracán con sus embates derribar de ella a la deidad preclara... Baja sin miedo con la frente erguida a la candente arena, en que se entablan las luchas de la heróica inteligencia, y ante el bravo adversario avanza, avanza... ¡Oh, no temas caer ante el coloso con el pecho horadado con las balas!
Al borde mismo del mar, un sendero pedregoso pasaba por encima de un acantilado cuyo pie estaba horadado y formado por rocas desprendidas. Las olas se metían por entre los resquicios de la pizarra, en el corazón del monte, y se las veía saltar blancas y espumosas como surtidores de nieve. Algunos chicos no se atrevían a asomarse allí, de miedo al vértigo; a mí me atraía aquel precipicio.
Uno de los condenados el que tenía largos cabellos rubios y llevaba las vestiduras rotas y ensangrentadas tropezó en una piedra que le habían tirado y cayó. Redobló sus gritos la multitud, que parecía un mar agitado cubriendo con sus olas la superficie de un islote. Ben-Tovit, de repente, sintió tal dolor, que se estremeció, como si alguien le hubiera horadado la muela con una aguja.
Felipe se quedó parado y tieso como un poste al ver que Alberto le apuntaba. ¿Qué va usted a hacer? exclamaron corriendo hacia él, el procurador y el conde de Mengis. Pero no tuvieron tiempo de impedir que disparara. Sonó el tiro y el sombrero de Felipe rodó sobre la hierba, con un agujero en el mismo sitio en que lo tenía, el de Alberto, horadado, como sabemos, por la bala de Felipe.
¿No, eh? replicó el veterano con sorna; y dando vuelta al escudo señaló en la cara interior de éste un pequeño agujero. ¿Véis esto? Pues es que ha sucedido lo que yo esperaba; vuestro dardo ha quedado atarugado en el roble á poco de atravesar el cuero, en tanto que mi flecha ha horadado el escudo de parte á parte.
Don José quería tanto a su ahijada y gustaba tanto de verse próximo a ella, que aceptó gozoso. Las primeras explicaciones tuvieron poco éxito. Isidora no podía comprender aquel endiablado mete y saca de hilo superior, que por tantos agujerillos tiene que pasar hasta que lo coge en su horadado pico la aguja, y empieza, debajo de la placa, la rápida esgrima con el hilo interior.
No; se los habrán comido los cangrejos ladrones. Aquí estoy viendo uno de esos cocos, que, por la manera de estar horadado, se comprende que lo ha sido por uno de esos crustáceos, que hacen sus madrigueras en la arena. ¿Es que hay cangrejos que comen cocos? preguntó Hans. Sí, hijo mío, y que se los comen con mucho gusto, porque son muy glotones. Son cangrejos enormes, armados de fortísimas presas.
Palabra del Dia
Otros Mirando