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Actualizado: 11 de mayo de 2025
Salí de mañana á reconocer la tierra, y mandé la chalupa á que reconociese una isla que está á la parte del N: todo el dia estuve en tierra y reconocí los dos arroyos, que llevan los nombres de Arroyo Hondo y Arroyo Chico: en el primero hallé cuatro brazas de agua en pleamar, cuyo fondo sigue una milla, arroyo arriba, y es excelente para estar fondeadas dentro de él embarcaciones, pues no puede haber temporales que las incomoden: el segundo es menos hondable, mas angosto y de menos caudal.
Carmen, toda estremecida, toda confusa por un vago tropel de pensamientos y sensaciones, se desciñó un poco de los brazos que la mecían, y mirando a Salvador con hondo afán, le preguntó: Dime: ¿quién era mi padre?
Así es que, si bien doña Luz, no distinguiéndose en esto de los demás mortales, no pensaba ni sentía todo a la vez, como las causas de su pensar y de su sentir más hondo no tenían punto señalado en nuestro planeta, ni momento marcado en la cronología, los efectos se sustraían también a las leyes de la sucesión y del lugar y parecía que se daban en una eternidad inmóvil.
Á veces lo único que se percibía era esta expresión inarticulada de profundo sentimiento, á manera de un sollozo que se oyera en medio de hondo silencio.
Conociendo también lo que había sido en otros tiempos este pobre hombre, ahora caído, su alma se llenó de compasión al recordar el hondo sentimiento de terror con que le pidió á ella, la mujer despreciada, que lo protegiese contra un enemigo que instintivamente había descubierto; y decidió que el ministro tenía el derecho de esperar de su parte todo el auxilio posible.
Una y mil veces ensayó de nuevo, mas nada pudo lograr. Con un hondo suspiro, se dispuso a guardar sus péñolas, pinturas y pinceles, y en ese momento oyó la campana que llamaba a maitines. ¡Seis horas sin lograr nada, pensó. Dios me perdone esta pérdida de tiempo! Se encaminó al coro lentamente, pensando sin cesar en su facultad perdida.
Cuando se paraba Fray Miguel en esta impía imaginación, solía caer en el más hondo abatimiento, y tal vez exclamaba: Sin duda no me ha faltado ni la intención, ni el propósito, ni el valor de darme al diablo; pero el diablo no me quiere y me desdeña. Yo no consigo lo que consigue cualquiera vieja ignorante y estúpida.
Le dieron congojas tan fuertes, que se le acababa la respiración... Noté también que su voz parecía salir del hueco de un cántaro muy hondo, y sonaba como lejos... La cara la tenía muy arrebatada, y los ojos hundidos, pero muy brillantes.
Marta fue a incorporarla; pero al hacerlo, los ojos de su madre se clavaron en ella, fijos, inmóviles, terribles. Aquella mirada penetró hasta lo más hondo del corazón de la pobre niña, y dando un grito espantoso, desgarrador, la dejó caer sobre la almohada. La cabeza de la señora de Elorza se desplomó como si estuviese descoyuntada, con la boca entreabierta y los labios rígidos.
No teme que el Francés le desbarate: Qué el pobre del ladron jamas es leso; Mas antes caminando á su albedrio, Delante del ladron canta vacio. Llegado á España, el Rey le ha confirmado Lo que Castro le dió, y por mas pago A Zarate vereis ya señalado En los pechos con cruz de Santiago. Habiendo mucha gente congregado, Se entregan al feroz y hondo lago.
Palabra del Dia
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