Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 16 de octubre de 2025
En noches sucesivas don Juan asistió con frecuencia al cuarto de Cristeta, y por el lenguaje que usó con ella comprendió la muchacha que había producido honda impresión en aquel hombre: mas no llegó a tener que aceptarle ni rechazarle categóricamente.
Absorbida su atención en Beatriz, apenas se fijó en Inesita; pero a Beatriz la vió, la contempló, la estudió con una intensidad tan honda, que compensó de sobra lo breve del tiempo que duró el estudio.
La imagen de Castro surgió en su memoria. También éste había presenciado dos días antes el paso de un tren. Recordó su impresión, tan honda y poderosa, que le había impulsado á abandonar Villa-Sirena, rompiendo con su pariente. Vió, tal como él se lo había descrito, el rostro amargo de aquel soldado rojo que lo insultaba con su desprecio. ¡Aún queda un lugar!...
Extravagantes imaginaciones, honda y taladrante recordación del fin, que obligan a la pobre carne aterrorizada, y al ánimo conturbado, a refugiarse en la idealidad consoladora de un misticismo.
En torno se derretía la nieve, pesadas gotas de agua caían del tejado, de los árboles, del muro. El aire tibio, límpido, de la primavera envolvía el jardín. El día era claro, luminoso. La excitación de Petrov desapareció, así como los pensamientos fragmentarios que turbaban su espíritu. Sólo le quedó una honda tristeza. Se tendió en la cama.
Derrama en mí tu luz pura, y libra de su amargura a mi triste corazón. Si el dolor con su agonía torna pura el alma mía ¡viva el dolor siempre en mí! ¡Y si es la herida honda y fiera, más y más y más me hiera, que quiero la muerte así! ¡Mas tanto sufrir no puedo!
Por desgracia, este laudatorio entusiasmo se apaga pronto como fuego de estopa, y postración más honda vuelve a enseñorearse de nuestras almas, contristándolas y humillándolas. Hay cierta manera de discurrir de la que muchos sujetos no se dan cuenta. Discurren sin percibir que discurren, y las consecuencias que sacan suelen ser muy crueles.
Se afirmaba que la marquesita era fea y tonta; pero prevaleció la razón de estado; todo se concertó pronto y bien, y D. Jacinto de la Mota era ya rico y marqués de Montefrío. Honda melancolía se apoderó del alma de María Antonia. Y sin embargo, ella se esforzaba por disculpar a su amigo.
Tristán, presa de honda emoción, no supo más que balbucir: Señora, para mí ha sido también una desgracia irreparable... ¡Miente usted! exclamó revolviéndose furiosa con los ojos llameantes . Es usted incapaz de sentir lo que ha hecho, porque en usted no hay más que envidia y vanidad. En el estado en que usted se halla sus palabras no tienen valor alguno.
Milagros se sonrió, como un enfermo que hace esfuerzos por distraerse. Pronto volvió a caer en aquella honda tristeza que la aplanaba como una fiebre consuntiva.
Palabra del Dia
Otros Mirando