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Actualizado: 16 de octubre de 2025


La ciudad de Honda es el límite ó centro de dos regiones enteramente distintas: hácia el sur y el oriente las admirables comarcas del alto Magdalena; hácia el norte las soledades infinitas, los desiertos ardientes y la monótona uniformidad del bajo Magdalena.

Esto era lo único que anhelaba Judit; y, efectivamente, produjo honda impresión esta noticia al día siguiente en el saloncillo del baile. ¿Pero es de veras? Te lo aseguro. Parece imposible... ¡Esa remilgada! ¡Qué suerte tiene!... ¡Una figuranta, una corista! En tanto que yo... ¡una primera parte! ¡Es irritante! Pero es natural decían otras; hay que confesar que es muy guapa...

Habla. Todo es mejor que la ansiedad, que la duda en que me tienes. Mi mal no será más horrible, mi desventura no será más honda en realidad que lo que me finge ya la fantasía. Habla. ¿Dónde está mi marido? ¿Qué hiciste de él? ¿Por qué no viene en tu compañía? Tu marido no ha ido al lugar. Mal puede venir conmigo. Tu marido no ha salido de Madrid. Aquí está. Aquí vengo a buscarle. Es imposible.

El total de habitantes de esos pueblos, excluyendo á Honda, que no pertenece al bajo Magdalena, no pasa de la cifra miserable de 16,000, de los cuales mas de 7,000 pertenecen á la ciudad de Mompos.

Además, la descripción exagerada significa un predominio de la sensualidad, ó sea del elemento fisiológico en la poesía, lo mismo que el abuso de la armonía en la música. Las descripciones brillantes de los naturalistas lisonjean la imaginación, facilitándole el trabajo, pero sus novelas rara vez dejan una impresión honda en el espíritu.

La honda pena y la resignación cristiana del pallador están bien sentidas y expresadas. Los versos que el pallador compone, celebrando primero su ventura, cuando aún era dichoso, y lamentando su infortunio más tarde, son sencillos y espontáneos sin ser prosaicos ni rudos, y merecen, a mi ver, no pequeña alabanza.

La causa principal de la retirada había quedado oculta. El rey procuró y logró que se ocultase para que su gente no desmayara. Un dardo enemigo había atravesado su muslo derecho. De la honda herida manaba mucha sangre, y el rey apenas podía tenerse en pie.

Pero en medio de la satisfacción que siento, recuerdo con honda pena al joven que tan enamorado estaba de Cesarina y al cual apoyaba en sus pretensiones. ¡Pobre joven! ¡Cuánto habrá sufrido!... Puesto que no queda ya ninguna esperanza, es preciso, pues, romper del todo, lo antes posible; Dios me ayudará como me ayuda siempre, y yo no me cansaré de repetirle millones de veces mi reconocimiento por los beneficios que me concede.

Y aun hay un autor secreto, y de no poco crédito, que dice que, habiendo cogido al Caballero del Febo con una cierta trampa que se le hundió debajo de los pies, en un cierto castillo, y al caer, se halló en una honda sima debajo de tierra, atado de pies y manos, y allí le echaron una destas que llaman melecinas, de agua de nieve y arena, de lo que llegó muy al cabo; y si no fuera socorrido en aquella gran cuita de un sabio grande amigo suyo, lo pasara muy mal el pobre caballero.

La epopeya, que nazca de tal prurito, será una pesadilla, un delirio, un caos, una mesa revuelta, una fantasmagoría, y casi una borrachera, que al mismo tiempo explicará y fundará poco o nada; que aburrirá a los ignorantes por demasiado honda; y que tal vez por demasiado somera provocará la desdeñosa sonrisa del filósofo y del hombre científico.

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