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Actualizado: 14 de junio de 2025


Al mirarle más atentamente, vi en sus ojos extraviados un aire de melancolía sombría que me hizo comprender que se trataba del hijo de los infortunados que acababa de dejar. «¿Qué tal, amigo mío le dije , te encuentras ahora mejor?» «¡Oh! yo creo que estaré mejor contestó cuando los árboles cambien la hoja, y cuando los prados vuelvan a verdear como antes; pero, me parece que por esta vez no habrá primavera.

¡Bravo, toro! ¡toma carrera con la cabeza baja y te precipitas sobre el picador!... Pero él te detiene en seco, hundiéndote su excelente hoja en el lomo. Tu sangre salta, tu muges y tu furor redobla. ¡Como hay Dios! ¡será una hermosa corrida!

Señor, lo que dice su hoja de servicio y repiten todos los que lo conocen; que se ha distinguido en la guerra como un hombre de honor.

Rasgó pues en dos la hoja del librillo de memoria en que los habia escrito, y tiró los dos pedazos á una enramada de rosales, donde fué en balde buscarlos.

Pero en vano: en la página siguiente había un mechón de cabellos grises, sujeto por medio de dos cortes, en la hoja, y en el margen una fecha: 3 de junio de 1886.

Dejando sus bellas luces Manchadas con negras sombras; Ni ave, ni fiera, ni pez, Ni planta, ni flor, ni hoja, En él quedarán: desaten Nubes y mares sus ondas. Se oye un temblor de tierra, y el ruido de un trueno, y el estrépito que hace el río de la Culpa, al acercarse; al mismo tiempo resuenan los lamentos de la tierra: ¡Piedad, Señor! ¡Señor, misericordia!

Quien te enojó, ¿vida tiene? ¿Que donde estoy, vivo esté? 1810 Dime quién es; que yo haré Que con lágrimas lo pene. Dime cómo y de qué suerte Que le mate se te antoja, Porque en sacando la hoja, 1815 Soy guadaña de la muerte.

Desde entonces pasaba horas y horas acicalando la espada en sus menores intersticios; y se complacía en sacarla a la luz para hacer correr una llama de sol a lo largo de la hoja, en empuñarla y blandirla con fuerza, en hacerla resoplar en el viento.

Con todos trababa conversación; rasgo curioso: van generalmente descalzos, pero llevan en la cintura, a guisa de puñal, un par de alpargatas nuevecitas. Además, al flanco, la eterna peinilla, el facón de nuestros gauchos, hoja larga, chata y filosa.

Y los mil comentarios de la vida social, los últimos ecos de lo que se ha dicho o hecho durante el día en la calle Florián o en la calle Real, cómo están los papeles, si es cierto que se vende tal hato en la sabana, que Fulano ha vuelto de Fusugasugá, donde estaba veraneando, que Zutano se va mañana a pasar un mes en Tocaima, y por qué será, y que a Pedro lo han partido con la hoja suelta que le han echado; se la atribuyen a Diego; mañana hay rifa en tal parte; ¡qué buena la última caricatura de Alberto Urdaneta! ¿Cuándo acabará de escribir X. vidas de próceres?

Palabra del Dia

rigoleto

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