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Actualizado: 17 de junio de 2025


La importancia de la belladona en el tratamiento de las hemorragias y de la apoplejía misma guarda un término medio entre el acónito y árnica; sus síntomas armonizan con la turgencia de la cara y su tumefaccion de un rojo oscuro, con los espasmos y las alucinaciones del oido y de la vista; corresponde á los prodromos de la hemorragia cerebral y al estado de turgencia y de congestion que son consiguientes.

Pero cuando la bella dama se hallaba ya sentada en su cabalgadura, tuvo el insolente la audacia increíble de pellizcarla una pierna. Elena, arrebatada de cólera, le dio un puntapié en el rostro con tal ímpetu que el pintor vaciló y estuvo a punto de caer. Se llevó la mano a la cara y se le declaró una violenta hemorragia por la nariz.

Está en un coma profundo agregó, queriendo confundir a mi tío con un tecnicismo confuso: es una hemorragia cerebral de forma apoplética paralítica. ¡Jesús me ampare y me favorezca! ¡cuatro enfermedades a la vez! ¡Quién resiste a tanto! Y el pobre hombre, haciendo un esfuerzo supremo para manifestar la más suprema emoción, se llevaba la mano a los ojos y se tiraba nerviosamente del pelo.

La quina es un medicamento esencial en toda hemorragia pasiva, esterna ó interna. Está perfectamente indicada en el estado congestivo local, el cual no debe confundirse con el de una hemorragia activa, aun cuando la astenia nerviosa desarrolle síntomas de eretismo local y aun general.

El molimen hemorrágico de la quina, ó este estado congestivo precursor y foco de una hemorragia de este género, difiere poco de la del hierro; no tiene los fenómenos nerviosos y atáxicos en el grado que les presentan el fósforo y los ácidos minerales, y menos aun la hemorragia.

Este medicamento, en fin, se emplea útilmente en algunos casos de parálisis de la cara, y aun en la parálisis mas ó menos general producida por la hemorragia cerebral, cuando hay afonía, diminucion de las funciones sensoriales, pérdida de movimiento y de sentimiento, salivacion y disfagia. Es pues uno de los medicamentos curativos y preservativos de la apoplejía.

¡Ah, ! concluyó el médico que sin duda se vio amagado por una historia patológica de la familia de mi tío; , el doctor Brown era un gran práctico. En este momento se acercaban los otros colegas. Habían terminado su examen e iban a celebrar consulta. Poco tendrían que decir de la enferma; tal era su estado de gravedad. Según opinión unánime, era una hemorragia cerebral en su más terrible forma.

No la esperaba... Ha sido un descuido. Ella misma, con los disparates que hacía... porque era de estos ángeles que hacen muchos disparates... ¿me entiende usted?... ¡Pobre mujer... tan hermosa y tan buena!... La hemorragia ha provenido sin duda de no haberse verificado la involución... Me lo temía... La salida antes de tiempo, la agitación moral... Añada usted descuidos, falta de asistencia, de vigilancia, y de una autoridad que se le hubiera impuesto. ¡Ah!, si yo hubiera estado aquí.

Pueril es á la verdad insistir sobre este asunto, pues apenas se comprende cómo se puede adoptar semejante opinion, mas bien que reconocer la accion especial y vital del medicamento, su accion dinámica sobre el sistema nervioso, por la cual son modificadas muchas veces con increible rapidez las condiciones vitales de los órganos que son el sitio de la hemorragia.

En toda hemorragia en la que este medicamento es un agente curativo, hay un elemento pletórico ó congestivo por lo menos. La plétora del corazon y el síncope por aflujo de sangre reclaman algunas veces belladona; las palpitaciones son vivas y causan una especie de emocion en el pecho, con pesadez de la cabeza.

Palabra del Dia

vorsado

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