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Actualizado: 24 de junio de 2025
3 y Juana, mujer de Chuza, procurador de Herodes, y Susana, y otras muchas que le servían de sus haciendas. 4 Y como se juntó una grande compañía, y los que estaban en cada ciudad vinieron a él, dijo por una parábola: 9 Y sus discípulos le preguntaron, diciendo, qué era ésta parábola.
Es pues indispensable que por partes se emprenda, dejando siempre asegurada la retaguardia y los víveres que han de servir á los puntos que se avanzan, ademas de cubiertas las haciendas.
El obispo era el principal administrador de todas las rentas eclesiásticas, que se componian: de los diezmos y oblaciones gratuitas de los fieles, y del producto de las haciendas y demas inmuebles. Cuidaba de ellas un ecónomo, nombrado por el obispo.
«Otorgó el vencedor que aseguraba las vidas y haciendas á los moradores en pacífica y quieta posesion, que no arruinaria las mezquitas, ni estorbaria el uso y ejercicio público de la religion, que tendrian sus cadíes que juzgasen sus pleitos y causas, etc.» Conde, año 1085.
Fué contento el Infante de aguardalle, y con esto Montaner con la armada llegó á una playa donde estaba alojado el ejército, una jornada más delante de donde los dejó el Infante. No quiso que persona alguna desembarcase, hasta que le aseguraron que no se haria daño á la mugeres, hijos y haciendas, de los de Berenguer de Entenza, y Fernan Jimenez, y que les dejaria libres para ir donde quisiesen.
Y está este punto en tan vigorosa observancia que de veinte años a esta parte, por hallarse algunos de ellos con gruesísimas haciendas y mucho poder, intentaron, con la más eficaz negociación ser habilitados para algunos oficios de la República y aunque les favorecía la mano superior, no pudieron jamás salir con ello.
La traza que tuvo el Duque para librarse de las descomodidades que la gente de guerra pudiera causar en su Estado pacifico, fué la siguiente. Entresacó de nuestro exército doscientos soldados de á caballo los de mayor servicio y partes, y trescientos infantes, y repartió entre todos ellos algunas haciendas con harta moderacion por todo su Estado.
El pueblo tiene un aspecto triste, la hierba crece en sus calles y las conchas y puertas de las casas permanecen casi todo el año cerradas, efecto de vivir la mayoría de sus vecinos en las haciendas ó sementeras, de las que no salen sino en los días solemnes. Edificios no tiene ninguno digno de citarse.
El mismo ceremonial de visitas practican entre sí las mujeres, que tienen tiempo para hacer esto y mucho más, porque las haciendas domésticas se reducen á solo proveer la casa de agua y leña, y guisar con sólo agua un puñado de maíz, legumbres, zapallos ó alguna otra cosa que han encontrado en el bosque, y sólo suelen hilar cuanto les basta para hacerse el Tipoy ó á lo más para tejer una camiseta y una red ó amaca en que dormir con sus maridos; pero les cuesta mucho el labrar por no tener aptos instrumentos.
Heridos altamente los españoles en lo más vivo de la reputación, sentidos de que osasen los bárbaros manchar la gloria y nombre que á costa de tantos sudores y tanta sangre habían ganado entre todas las naciones, no haciendo ya caso del daño recibido en sus haciendas, sino sólo de la pérdida de la honra, poniendo en armas un trozo de gente, más respetable por su valor que por su número, presentaron batalla á los enemigos, los cuales divididos unos de otros, á los primeros mosquetazos fueron desbaratados, quedando muchos de ellos prisioneros de guerra.
Palabra del Dia
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