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Esto hubiera equivalido á decirle: «hablad de manera, que tan pronto como el Parlamento tenga noticia de vuestra obra, sean recogidos los ejemplares á mano armada, quemado quizas uno de ellos por la mano del verdugo, y vos expulsado de Francia ó encerrado en un calabozo

Hablad despacio, que nadie nos oiga dijo Marta con voz sofocada . Un gran peligro pende de vuestra cabeza. Vuestros enemigos han tendido una celada a vuestros pies y de antemano celebran vuestra pérdida... Respondedme, Mathys, y no os sorprendáis de mis preguntas. ¿Es cierto que una vez cometisteis una acción que podría entregaros, a la menor indiscreción, a la justicia?

Don Rodrigo, como pretendió robaros la querida, ha pretendido y pretende robaros de una manera villana el favor de su majestad. Hablad, hablad, Dorotea; decidme todo lo que sepáis.

2 Hablad a los hijos de Israel, y decidles: Cualquier varón, cuando su simiente manare de su carne, será inmundo. 3 Y esta será su inmundicia en su flujo; sea que su carne destiló por causa de su flujo, o que su carne se cerró por causa de su flujo, él será inmundo. 4 Toda cama en que se acostare el que tuviere flujo, será inmunda; y toda cosa sobre que se sentare, inmunda será.

Hablad presto, Florela, exclamó Cervantes levantándola, que oyendo lo que me decís, estoy suspenso y sin vida.

¿Queréis que yo continúe desempeñando el cargo de camarera mayor? ¿Que si quiero? os lo suplicaría de rodillas. Pues bien, continuaré siéndolo. ¡Ah! ya sabía yo que no me abandonaríais. Pero con una condición. Hablad. Don Juan Téllez Girón no será molestado por la estocada que tiene en el lecho á don Rodrigo. Os lo juro. Don Francisco de Quevedo no será preso.

¿Pero de qué me avisáis? Os aviso de que... debéis mudar de amigos. ¡De amigos! Porque los que os fingen amistad, os venden. Hablad más claro. Don Rodrigo... ¡Herido!... ¡medio muerto!... A causa de sus traidores enredos. Creo que érais muy amiga suya, Dorotea, y aun algo más que amiga. Pues ahí veréis: cuando yo de repente me vuelvo en contra de don Rodrigo, algo debe de haber.

Cuando ya sea hombre á lo menos. Hablad, señora. ¿Cuando sea hombre ocupará un lugar distinguido en la corte? , señora. Se casará, le casaréis con una dama. ; , señora. Pues bien, esperad. La duquesa subió, y bajó á poco. Tomad. ¿Y qué es esto, señora? La herencia que doy á mi hijo; el aderezo que llevé puesto el día en que me velaron con el duque de Gandía. ¿Y bien?...

Hablad, hijo mío, todo aquello que os viniere al pensamiento y a la boca; que, a trueco de que a vos no os duela nada, tendré yo por gusto el enfado que me dan vuestras impertinencias.

Y ¿qué hay con él? preguntó el médico con ansiedad, como si el tema fuera muy de su agrado, y se alegrara de hallar una oportunidad de discutirlo con la única persona con quien pudiera hacerlo. Para decir la verdad, mi Sra. Ester, precisamente mis pensamientos estaban ahora ocupados en ese caballero: de consiguiente, hablad con toda libertad, que os responderé.