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Actualizado: 23 de junio de 2025


Estaba bastante enamorado para hacer un matrimonio pobre siendo él rico y no debiendo sufrir por ese ligero sacrificio ni en sus costumbres ni en sus gustos refinados; pero afrontar la medianía, ni aun con la mujer amada, era superior a sus fuerzas y a su valor. ¡Pobre Liette! ¡Qué pena va a tener! murmuró con cierta fatuidad. También él sufría... pero no mucho.

Salid. Después añadió con acento de desprecio. ¡Estrechar la mano á mis criados! tiene los gustos bajos de su padre. Esta conclusión la satisfizo, aunque no fuera justa, y Clementina volvió á entregarse á sus ocupaciones habituales. Á los tres días y á eso de las tres de la tarde, estaba Herminia trabajando bajo el emparrado, cuando la hizo estremecerse una campanada que sonó en la verja.

Uno ó dos de los hijos de Harvey se decidían con frecuencia á ir á ver á su padre á Londres, pues en Inglaterra se encontraban más en su centro que en Francia, cuyas costumbres, ideas y gustos les resultaban insufribles.

La viuda Delfour se refugió en el último piso con los muebles de su antiguo esplendor, dejando libre el resto de la casa á su hijo y su nuera, para que ésta pudiese satisfacer sin obstáculo sus gustos decorativos.

En todo estaban de acuerdo: después de tantas conversaciones se encontraba ahora con que tenían una porción de gustos idénticos. En un incidente del diálogo se acordaron del día en que Mesía dejó a Vetusta y encontró en la carretera de Castilla a Anita que volvía de paseo con sus tías.

Maura tendrá un Parlamento propio, así como algunos señores tienen un teatro casero. ¿Quién ha dicho que aquí se gobierna arbitrariamente, sin tener en cuenta los gustos ni las aficiones del país? Aquí no se hace semejante cosa. El país ha derramado su sangre para conseguir el régimen parlamentario, y respetuosos de la voluntad nacional, a cada Gobierno le damos aquí su Parlamento correspondiente.

Todo el tiempo que permaneció allí habitó un toldo en el centro de un potrero de alfalfa, y ostentó, porque era ostentación meditada, el chiripá. Reto e insulto que hacía a una ciudad donde la mayor parte de los ciudadanos cabalgaban en silla inglesa, y donde los trajes y gustos bárbaros de la campaña eran detestados, por cuanto es una provincia exclusivamente agricultora.

Lo esperaba... Entendámonos: esperaba que muerto don Celso y solo usted en su casa, había de parecerle ésta más grande, más negra y más triste que antes, y el tiempo que pasara en ella, muy largo y enojoso. Nada más natural en un hombre de los gustos, de la educación y de los antecedentes mundanos de usted.

En otras ocasiones, un tipo complejo, estudiado directamente, lo descomponemos en varios, repartiendo sus diversas facultades entre numerosos hijos de nuestra imaginación. Con arreglo á la conocida fórmula, copié la realidad «viéndola á través de mi temperamento», ó más claramente dicho, la interpreté como me pareció mejor, con arreglo á mis ideas y gustos.

¡Eres un tesoro, hija mía!... dame un beso... ¿quieres decir abajo que no me aguarden para almorzar?... No me encuentro bien... Cuando me dejo dominar por mi desdichada sensibilidad, me pongo mala, de seguro... Di a Juan que me suba aquí alguna cosa ligera... Lo dejo a elección... Ya conoces mis gustos, hija mía. Muy bien, señora. Y Beatriz abandonó el gabinete..

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