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Actualizado: 19 de junio de 2025


En una gran sala de la casa solariega de los Oscos, amueblada con cuatro trastos viejos, tapizada con dos dedos de polvo, se encuentran sentados a una antigua mesa de roble dos conocidos personajes de esta historia. Uno es el propio barón, dueño de la casa. El otro, su amigo Fray Diego. Tienen delante un tarro de ginebra vacío, otro a medio vaciar y sendas copas.

Chaux-de-Fonds es una ciudad de considerable movimiento y que no pocas veces ha sido el asilo, como Ginebra, de franceses proscritos. Allí se oye sin cesar el ruido de mil martillos y todo es actividad en los talleres y forjas.

Bajo el aspecto político, es Ginebra la verdadera capital federal: cierto es que en Berna reside el gobierno, cierto que allí se reune la Asamblea Federal, pero no lo es ménos que en Berna nada se dice ni discute como en Ginebra: en la ciudad de Calvino la política dramatiza todo, la discusion se mantiene siempre animada.

Estas observaciones, que por ser personales nada tienen de nuevas ú originales sinembargo, y que he confirmado en todas mis excursiones, me vinieron desde luego á las mientes al seguir, en la diligencia de Ginebra, la carretera que conduce á Chamonix.

Monumentos é instituciones públicas. Las casas de prision. Ginebra como centro social europeo.

Ni Hero y Leandro, ni Píramo y Tisbe, ni Lanzarote y Ginebra, ni Tristán e Iseo, ni Paolo y Franchesca, ni Abelardo y Eloísa, ni Diego Marsilla e Isabel de Segura, ni Julieta y Romeo, ni Calixto y Melibea, ni Dante y Beatriz, ni Petrarca y Laura estuvieron nunca casados.

Desde mediados del siglo XVI hasta 1816 Ginebra no careció de su independencia sino durante los diez y seis ó diez y siete años de la dominacion francesa, á cuyo torrente no pudieron resistir ni los mas grandes imperios.

Eso es otra cosa: estos tienen más ciencia, porque curan al paciente sin sacarle palabra alguna... Pero tampoco es necesario, porque yo me curo a mismo. Y pidiendo una botella de ginebra, comenzó a beber copa tras copa, echando, en vez de dos, tres y hasta cuatro terrones de azúcar.

Usted tiene dos cuartillos de ginebra entre pecho y espalda y yo otros dos... o algo más añadió haciendo un número prodigioso de guiños. ¡No es eso, señor barón, no es eso! ¡Entendámonos de una vez, porra! Aquí ya no hay barones ni frailes exclamó el noble en un arrebato de buen humor alzándose de la silla.

Toda la ginebra descendida á su estómago pareció alborotarse con la sospecha de que el gringo no creía en su valor y tenía por mentiras las hazañas que llevaba realizadas. De su español aprendido en Buenos Aires, prefería el escocés una palabra que siempre había irritado á Morales. Cuando le contaban cosas inverosímiles, levantaba los hombros, diciendo con desprecio: ¡Macanas!... ¡Todo macanas!

Palabra del Dia

consolándole

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