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Actualizado: 12 de mayo de 2025
Una noche del mes de Julio las facciones se presentaron en Elizondo. Bajaban por aquellos cerros, como bestias hambrientas, y sus gestos, sus pisadas, la viveza de su andar, el estrépito de las armas ponían miedo en el corazón más esforzado.
Apenas echó pie a tierra, vio a Alcaparrón que vagaba por los alrededores del cortijo, con gestos de loco, como si la exuberancia de su dolor no cupiera bajo los techos. Se muere, señó Rafaé. Lleva ya ocho días de paecer.
En aquel momento entró Visitación en el gabinete, echando fuego por ojos y mejillas, habló aparte, y «con permiso de aquellos señores» a la Marquesa y a Obdulia: las tres rodearon al Magistral y con permiso de los señores que ya no eran más que el Arcediano y dos pollos vetustenses insignificantes , tuvieron con él un conciliábulo en que hubo risas, protestas del Magistral, mimosas y elegantes en los gestos que las acompañaban.
Estas damas eran pocas; la mayoría pecaban por el extremo de la seriedad insulsa, y en cuanto se veían expuestas a la contemplación del público, tomaban gestos y posturas de estatuas egipcias de la primera época.
El desarrollo siguiente será la 'transparencia transcultural y transnacional' en la cual los otros aspectos de la comunicación humana, el comercio y las transacciones más allá del solo idioma entrarán en juego. Por ejemplo, los gestos tienen un significado, los movimientos faciales tienen un significado, y esto varía en función de las normas sociales de un país a otro.
Verdad es que en apoyo de esta sospecha no milita razón alguna importante, aun cuando se pueda también creer, que, á semejanza de los juglares, representaba sólo el cantor sin ayuda de ningún otro, dando á su recitación carácter dramático, ya con sus animados gestos, ya variando oportunamente las modulaciones de su voz.
Al ventilar semejante negocio, el tipo de la trotaconventos de salón, que sólo se diferencia de las otras en que no hace ruido, asomaba a la figura de aquellas solteronas, como anuncio de vejez de bruja; la chimenea arrojaba a la pared las sombras contrahechas de aquellas señoritas, y los movimientos de la llama y los gestos de ellas producían en la sombra un embrión de aquelarre.
Pasó tiempo, mucho tiempo, durante el cual Rosalía oyó medio sermón patético, aflautado, un guisote de lugares comunes con salsa de gestos de teatro; oyó cantorrios más o menos gangosos, y por último se hizo tan tarde, pero tan tarde, que desesperando ver el fin de la dilatada función, tuvo que marcharse sin hablar con Milagros.
D. Alonso no me hizo caso, y aun creo, si la memoria no me es infiel, que sin abandonar su actitud pronunció palabras tan ajenas a la situación como éstas: «¡Oh! Cómo se va a reír Paca cuando yo vuelva a casa después de esta gran derrota. ¡Señor, que el barco se va a pique!» exclamé de nuevo, no ya pintando el peligro, sino suplicando con gestos y voces.
Y las miradas dolorosas, los gestos de desagrado, parecían decir con un silencio de protesta: «Esto no es lo convenido». Los niños se aglomeraban en el balconaje subidos en sillas y bancos para ver la llegada de las olas. La superficie triangular del castillo de proa subía y bajaba al tropezarse con las arrugas azules e inmensas que venían a su encuentro.
Palabra del Dia
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