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Fue entonces, en medio de la agitación que siempre producen las nuevas perspectivas, los cambios radicales en el curso de la vida, cuando me di cuenta de mi cariño por el pueblo que tan abierta y generosa hospitalidad me había dado.

Pablo, sin hacer caso de la interrupción, prosiguió: Después con Teresa y Encarnación, Elvira y Generosa. De Cecilia no, porque está comprometida, y algo diría también de mi señora doña Paula, que, sin ofender a nadie, es la más hermosa de todas. ¡Qué pillastre! exclamó ésta admirada del donaire de su hijo. Pablo se había levantado de la butaca, y abrazó a su madre con efusión.

Eres la voz del destino Que presides á las horas, Que con sus alas sonoras Te golpean sin cesar, Y , su vuelo marcando, Generosa en demasía, Devuelves una armonía Por el golpe que te dan.

El sol extendía ya por el firmamento sus dorados rayos; elevose dulcemente, y con inefable amor pintó de rosadas tintas los lejanos picachos. Y el albor de Navidad acarició tan tiernamente a Bar Sansón, que la montaña entera, como sorprendida en una acción generosa, se sonrojó hasta las nubes. Agitábase en conmoción Campo Rodrigo.

Fué tan notable la compasión, que se mereció con muchos, que la generosa piedad del Excelentísimo Señor Marqués de Leganés, no pudo dejar de probar la mano, interponiendo su autoridad con recaudo a los Señores Inquisidores, para que, si fuese posible, se le perdonara la vida.

Ninguna de las dos pensó que lo que las tenía enlazadas no eran sus propios brazos, sino los de un cadáver: el cadáver de una santa y generosa señora. #Cena en Fornos.# Al salir del hotel de Osorio, Pepe Castro y Ramoncito se metieron en la berlina que esperaba al primero y se trasladaron a Fornos.

Justo y necesario será algún saludable escarmiento. Difícil es, cuando no imposible, descubrir el motivo de queja que, en nación tan grande y generosa como los Estados Unidos, pueda haber contra España, bastante á mover á mucha parte de su ilustrada prensa periódica, al Sr.

Es que la juventud de 1820, llena de fe y de valor, fué demasiado crédula ó demasiado generosa. O no conoció la falacia de sus supuestos amigos, ó conociéndola, creyó posible vencerles con armas nobles, con la persuasión y la propaganda.

Si yo mandase esta tarjeta al duque dijo con profunda emoción , la boda quedaría deshecha... Pero no lo haré, porque soy hombre de honor. De las mujeres me vengo de otro modo. Convine con él en que era cierto que tenía entre sus manos aquella egregia boda, y aplaudí calurosamente su nobleza. Esta ilusión de ser un hombre de alma generosa y heroica acabó de hacerle feliz.

Santander me ofreció una nueva prueba del contraste que hay en toda España entre la generosa benevolencia y el espíritu hospitalario de la sociedad por una parte, y el espíritu inquisitorial, reglamentario y embrollon que, por otra, distingue á la administración española, entrabada en su accion y entrabando la de todo el mundo por las mas viciosas instituciones.