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Actualizado: 7 de mayo de 2025
El sentimiento de la pérdida que había sufrido era para él un peso demasiado grave para que las antiguas fruiciones de la satisfacción se despertaran otra vez al contacto de las monedas nuevamente adquiridas. En adelante algo había venido a reemplazar su tesoro, algo que, dando a sus ganancias un fin creciente, arrastraba siempre hacia adelante, más allá del dinero, sus esperanzas y sus alegrías.
El miedo a perder la carga les aterraba. ¡Perder la carga! ¡el único medio de existencia, el capital de su industria! ¡Verse de golpe sin las ganancias acumuladas en fuerza de exponer su vida noches y noches; tener que pedir prestado otra vez y empezar de nuevo la pelea para pagar al prestamista, cercenando su pan y el de los pequeños!...
A ti debiera Dios darte un canario de alcoba todos los años». Las ganancias del establecimiento no eran escasas; pero los esposos Arnaiz no podían llamarse ricos, porque con tanto parto y tanta muerte de hijos y aquel familión de hembras la casa no acababa de florecer como debiera.
Sólo diremos ahora que era hombre de cuarenta años de edad, rubio, pálido, de pocas carnes y no muy apretadas, de mediana estatura y grandes extremidades. Después del director, la persona más influyente en el colegio: dormía dentro de él, y aun se decía que tenía alguna participación en las ganancias.
Era para él este juego nacional una forma hipócrita de la administración socialista. Tenía muy mala suerte; pero no desmayaba, y sabía escoger siempre los números más bonitos. Con todo, no había tenido más ganancias que las de su trabajo. Así, desde que sacó adelante el negocio de las cenefas, estableciose en la calle de Juanelo, donde tenía un taller grande, aunque incómodo.
4 que gobierne bien su casa, que tenga sus hijos en sujeción con toda integridad 6 no un neófito, para que inflándose no caiga en juicio del diablo. 7 También conviene que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en vergüenza y en lazo del diablo. 8 Los diáconos asimismo, honestos, no de dos lenguas, no dados a mucho vino, no amadores de ganancias deshonestas;
En total: de las doscientas copias, los Estados Unidos consumen ellos solos ciento veinte, y las ochenta restantes son para los demás pueblos de la tierra. Así se comprende que los cinematografistas americanos, sin salir de su país, puedan cubrir todos sus gastos, que son inauditos, y realizar ganancias. El producto del resto del mundo es para ellos á modo de una propina.
Su cultura es como un capital que se aumenta cada día, tanto por nuevas ganancias como por los réditos que no se gastan y que se van acumulando. Lo que niego es que el arte, como arte, progrese a par de dicha cultura. Yo no gusto de defender paradojas.
Ebrios por el vino enloquecedor de la suerte, los dueños de tanta riqueza, no habían querido crear industrias nuevas, que fuesen libres de la servidumbre de la mina. Las luchas industriales con sus complicaciones y riesgos, no les tentaban, acostumbrados á las fáciles y seguras ganancias de un país donde sólo hay que arrancar los pedruscos del suelo para enriquecerse.
Resta saber á mis lectores que el poseedor de esta gran fortuna es un carnicero, el carnicero Duval, y que todo esto le ha venido de la carnicería. Trabajo cuesta comprender cómo un comercio de esta índole, ha podido darle ganancias para irse creando una renta diaria de 8 á 10.000 reales.
Palabra del Dia
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