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Actualizado: 24 de junio de 2025
Hasta entonces no conocía de tal pasión más que el aspecto material y grosero, las relaciones fugaces y tristes de las mujeres que le abocaban por la noche en las calles de Londres y París. Un día escribiendo a cierto amigo íntimo de Sarrió se le ocurrió preguntarle si Cecilia Belinchón se había casado.
Y en efecto, poco a poco el semblante de la joven con sus rasgos delicados, con su expresión franca y risueña, se le representó como un sueño amable que había tenido en distintas épocas de la vida; trasladose a los días de placer, recordó los momentos en que su fantasía le hizo entrever los campos floridos de la dicha; días y momentos fugaces para él como para todos, pero que dejan la huella de Dios en el espíritu y le preservan de la corrupción.
Y es que hay cosas que mas bien se sienten que no se conocen; las hay que se ven pero no se prueban, porque hay relaciones delicadas, hay minuciosidades casi imperceptibles, que no es posible demostrar con el discurso á quien no las descubre á la primera ojeada; hay puntos de vista sumamente fugaces, que en vano se buscan por quien no ha sabido colocarse en ellos en el momento oportuno.
Inspírame con las memorias de tu pasada grandeza para descubrir á mis lectores en cuadros verídicos, aunque fugaces, el sumo interés histórico que en sí llevan algunas de las reliquias que cubren tu suelo. La muralla y sus puertas.
Por aquel estanque se extiende mansa el agua, creando y desvaneciendo de continuo círculos fugaces; mas, á pesar de los círculos, son las ondas de tal transparencia, que al través de ellas se ve el fondo, aunque está á más de vara y media de profundidad, y en él pueden contarse las guijas todas. En la margen del pequeño lago crecen juncos, juncia, berros y otras plantas acuáticas.
Sólo al reflejarse en las joyas que yacían a los pies del Redentor lanzaba hermosos y fugaces destellos. El silencio en aquellas horas era absoluto: ni aun el viento dejaba oír su voz plañidera en las ventanas. Respirábase en el cuarto una atmósfera de misterio y recogimiento que enajenaba a María y la penetraba de un placer embriagador.
Por eso la anoto con estas fugaces reminiscencias, como una prueba de que la verdadera poesía puede nutrir la mente, retemplar el alma é inocular aliento viril en medio de la lucha y del trabajo de todos los dias. Hay dos puros corazones Tan estrechamente unidos, Que de los dos los latidos Se responden á la par.
La estancia yacería en tinieblas si no fuese por los troncos de roble que forman allá en el fondo un rincón luminoso. Arden en silencio; la mitad está convertida en brasa. Algunas llamas fugaces y azuladas los coronan y se extinguen alternativamente. Al desaparecer dejan en su puesto blancos penachos de humo, que no tardan en ascender por el estrecho cañón á tomar el fresco de la noche.
Soy tuya... Tú eres mi único amor. Yo no soy casada... Y con caricias de gata mimosa le paseaba sus manos finas y pálidas por el rostro, estampaba en él menudos, infinitos besos, le anudaba los brazos al cuello, se lo mordía con leves y fugaces mordiscos de ratón.
Provenía éste principalmente de sus grandes ojos negros expresivos: el alma se asomaba a ellos reflejando las más leves y fugaces emociones; ora ardían con fuego malicioso revelando la pasión recóndita, insaciable, ora se aquietaban extáticos, límpidos, en arrobo místico; ahora brillaban alegres y bulliciosos, enseguida melancólicos, tan pronto secos como húmedos, tan pronto tiernos como iracundos.
Palabra del Dia
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