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Hubo momentos en que don Paco hubiera tenido un revólver, acaso, en contravención de todos sus preceptos religiosos y de todas sus sanas filosofías, se hubiera pegado un tiro; pero, afortunadamente, don Paco no gastaba armas de fuego y no llevaba ni pistola ni escopeta en aquella disparatada excursión que estaba haciendo, perseguido por los celos como Orestes por las Furias.

Me conviene, pues, desdeñar por que deben tener poquísimo valor y ser muy latosas, como se dice ahora, las novelas, las poesías y hasta las filosofías de mi tierra.

La lectura es vida artificial y prestada, el usufructo, mediante una función cerebral, de las ideas y sensaciones ajenas, la adquisición de los tesoros de la verdad humana por compra o por estafa, no por el trabajo. No paraban aquí las filosofías de Juanito, y hacía una comparación que no carece de exactitud.

Ciertamente que la conversación en voz baja de los novios y su involuntaria abstracción de todos los circunstantes no convidaban a otra cosa. El médico D. Anselmo iba y venía, permaneciendo poco tiempo en la reunión. Ya no disputaba ni sacaba a relucir sus filosofías, porque doña Luz no prestaba atención a nada que no fuese D. Jaime.

Pero haya o no en su novela lección o tesis, yo me limito a considerarla como libro de entretenimiento, declaro que me ha entretenido, y con esto basta para que yo celebre al autor y recomiende la lectura de su libro, el cual está bien escrito, con sencillez y gracia, y sin hacerse pesado con filosofías y otras disertaciones inoportunas.

Yo que «viste mucho» eso de darse a filosofías spencerianas y diferir con los pobres de espíritu que creemos en Dios y sostener que descendemos del mono aunque no sepamos de dónde desciende el mono, y aunque se acabe por llamar al confesor en cuanto aparecen viruelas. Será así; yo me quedo con mis ideas evolucionistas.

El propósito de toda su vida, lo que había sostenido y declarado ante cuantas personas le trataban, su figura moral, en una palabra, que era ya la de un aspirante a santo, la de un hombre consagrado a Dios, la de un sujeto imbuido en las más sublimes filosofías religiosas, todo esto no podía caer por tierra sin gran mengua de D. Luis, como caería, si se dejase llevar del amor de Pepita Jiménez.

Mucho hay que afanarse, mucha purificación se necesita, mucha penitencia se requiere, para empezar a estar bien con Dios y a gozar de sus regalos. Hasta en las vanas y falsas filosofías, que tienen algo de místico, no hay don ni favor sobrenatural, sin poderoso esfuerzo y costoso sacrificio.

No, mi tratado no correría tras las obras de estos señores; sería claro, explícito, práctico con un tantico de causticidad, y sería preciso poseer en alto grado el gusto por la contradicción para no convenir que estas cualidades no son la distintiva de las mencionadas filosofías.

No lo daré por muy seguro, porque no he llegado a enterarme bien y no gusto de fantasear, pero es posible que mientras yo he estado afanadísimo componiendo todas estas candideces e inocentadas, a fin de salir del paso, mis silfos hayan fundado nuevos imperios, creado constituciones, inventado filosofías y máquinas, y erigido monumentos, en su sentir, imperecederos.