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Actualizado: 15 de junio de 2025
El anciano peripatético dixo con toda confianza: El alma es una entelechîa, una razon en virtud de la qual tiene la potencia de ser lo que es; así lo dice expresamente Aristóteles, pág. 633 de la edicion del Louvre: Entelexeia esti, etc. No entiendo el griego, dixo el gigante. Ni yo tampoco, respondió el arador filosófico. ¿Pues á qué citais, replicó el Sirio, á ese Aristóteles en griego?
En este caso es dable decir del comento erudito lo mismo que del filosófico: a saber, que dicho comento cabe tanto como en el FAUSTO en el Quijote. También en el Quijote hay quien investigue si tal pasaje se tomó del Amadís o del Orlando, si tal cuento o sentencia proviene de Conon sofista o de la Leyenda áurea.
Pues ya que me he molestado, como tú dices, no será en vano. ¡Ea! arriba; o aquí mismo, delante de estos señores te peino, te calzo y te visto. Eso es dijo Paco te vestimos, te peinamos.... Don Víctor instó también. La vida es Sueño, hija mía, es el portento de los portentos del teatro.... Es un drama simbólico... filosófico. Sí, ya sé, Quintanar....
No se concibe cómo un sistema semejante puede tener cabida en tan elevado entendimiento; cuando se leen las elocuentes páginas en que está desenvuelto, se siente una pena inexplicable al ver empleados rasgos tan brillantes en repetir todas las vulgaridades de los escépticos, para venir á parar á la paradoja mas insigne y al sistema menos filosófico que se pueda imaginar.
Tanta verdad es lo que acabo de decir, que la fuerza misma de las cosas obliga al lenguaje comun á ser filosófico.
El mosquito filosófico suele leer mucho, y está, por lo general, bastante enterado de las literaturas extranjeras; apunta cuidadosamente en un libro de memorias las frases brillantes y los pensamientos profundos y esmalta con ellos sus híbridos engendros; no es partidario del arte por el arte, ni gusta de la literatura frívola que sólo aspira a conmover y recrear; de las tres dimensiones de los cuerpos, longitud, latitud y profundidad, no admite más que la última.
Supongamos que tal cual sistema filosófico, ora las mónadas y la armonía preestablecida de Leibnitz, ora el idealismo de Schelling, ora el proceso de la idea de Hegel, nos parecen poco conformes á la verdad y hasta desatinos y blasfemias, mas no por eso dejaremos de ver en ellos maravillosa poesía, así porque contienen parte de la verdad en medio de sus extravíos, como porque es tan poética y tan hermosa la verdad, que vierte torrentes de poesía y de hermosura sobre quien por las vías más encumbradas la busca aunque no la halle.
Razón de más para no apuntar. ¡Cuánto más filosófico y más consolador sería substituir al souvenir otro repertorio de anotaciones llamado olvido! Cosas que debo olvidar, pondría uno encima: figúrese el lector si el tal librico necesitaría hojas, y si podría uno estar ocioso un solo instante, una vez comprometido a llenar sus páginas de buena fe.
»¿Cómo me defenderé? por cierto que yo no atacaré jamás una filosofía por sus últimos resultados; pero la juzgaré en sus primeros principios como debe hacerlo todo espíritu filosófico.
Ni el social, ni el político, ni el filosófico, ni el científico, ni el religioso, ni el artístico, ni el literario, ni el industrial, ni el comercial, ninguno, ninguno verdaderamente formulado, ninguno en la alta escala de la ciencia, del derecho y de la moral. Encantarnos, entusiasmarnos, aturdimos, sí. Hacernos buenos y felices, no.
Palabra del Dia
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