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Actualizado: 4 de julio de 2025
Las frecuentes ausencias del doctor, cuya persona reclamaba a cada instante la clientela, el hospital que dirigía y el Instituto del cual era miembro, dejábanles tiempo de sobra para forjarse hermosos sueños que por la memoria del tiempo pasado y fiando en la esperanza del venidero juzgaban realizables.
Millán llevaba adelantados a Pepe dos meses de jornales; fue preciso deshacerse de cuanto tenía algún valor; el reloj de don José, el de Pepe y varios cubiertos de plata se malvendieron a un platero de portal; el dueño de la lonja de ultramarinos amenazó con no seguir fiando si no le entregaban algo a cuenta, y llegadas a tal extremo las cosas, aun se resistió Leocadia a empeñar una sortija de poco precio, que Pepe la regaló en tiempos más felices.
Este plan consistía en dar la voz de alarma a Clementina y arrancarla la promesa de librar sus fondos de la quema, si es que la había, anclando a su propio dote. Fiando mucho en su diplomacia y en el temperamento desprendido de su amiga, serenóse un poco.
En fin, ya hablaremos de eso... Déjalo a mi cuidado concluyó diciendo ella. Y él se lo dejaba de muy buena gana, fiando de su imaginación inagotable, de su voluntad y su audacia. Cuando se cansaron de hablar de lo porvenir volvieron los ojos al presente. Era necesario bautizar la niña. Habían resuelto que fuese al día siguiente. Ya hemos convenido en que la madrina fuese yo y el padrino tú.
¿Está muy lejos ese ventorrillo? Como un tiro de arcabuz. ¿Sabes que, sin ofensa, no me fío de ti, Juara? Hacéis bien en no fiaros, porque no soy hombre de fiar; pero hoy me confieso vuestro. Pues echa delante, que mejor quiero ver si eres gallardo, que no que tú me veas las espaldas. No me quejo, y delante echo. Vóime fiando de ti, porque te tengo fiado. Dentro de poco fiaréis más.
Febrer interrogó al muchacho sobre el supuesto agresor, fiando en su conocimiento de las gentes del país, y el Capellanet sonrió con aire de persona importante. Había escuchado el aullido. Era el mismo modo de aucar que tenía el Cantó: muchos se hubiesen imaginado que era él. Lo mismo aullaba en las serenatas, en las tardes de baile y a la salida de los cortejos.
Palabra del Dia
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