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Actualizado: 6 de septiembre de 2025
En cuyo supuesto la ciencia no es digna de este nombre; no es mas que una coleccion de hechos recogidos en el campo de la experiencia: no podemos decir, «esto será ó no será, esto puede ser ó no puede ser;» nos es preciso limitarnos á lo que es; ó mas bien, deberemos circunscribirnos á lo que nos afecta, á la simple apariencia, sin podernos elevar nunca sobre la esfera de los fenómenos individuales.
Ha distinguido, es verdad, el órden sensible del inteligible; ha reconocido dos facultades primitivas en nuestra alma, sensibilidad y entendimiento; ha señalado la línea que las separa, encargando con solicitud que no se la borre jamás; pero en cambio, ha reducido el mundo sensible á un conjunto de puros fenómenos, explicando el espacio de tal manera, que es muy difícil evitar el idealismo de Berkeley; y por otra parte, ha circunvalado el entendimiento, impidiéndole toda comunicacion que se extienda mas allá de la experiencia sensible, reduciendo todos los elementos que en él se encuentran á formas vacías que á nada conducen cuando se las quiere aplicar á lo no sensible, que nada pueden decirnos sobre los grandes problemas ontológicos, psicológicos y cosmológicos; esos problemas, objeto de las meditaciones de los mas profundos metafísicos, y en cuya resolucion han vertido un caudal de doctrinas sublimes, justo título de noble orgullo para el espíritu humano, que conoce la dignidad de su naturaleza, que demuestra su alto orígen, y columbra la inmensidad de su destino.
Distinguimos en las enfermedades dos especies de fenómenos nerviosos: los de los prodromos debidos á la impresion de la causa morbosa, y los que suscitan las simpatias de los órganos profundamente atacados, ó la afeccion de los sólidos y líquidos que reaccionan sobre los centros nerviosos. Estos dos órdenes de síntomas tienen sus análogos en el acónito y en otros varios medicamentos.
En estas hipótesis se podrian formar infinitas proposiciones condicionales, expresando las correspondencias de los fenómenos, sin que interviniese para nada la idea de causalidad.
Si en vez de tomar un punto del hemisferio norte de la Tierra hubiéramos considerado un horizonte del hemisferio sur, el observador habría notado la misma sucesión de fenómenos, pero en orden inverso.
Y por tanto los fenómenos de la naturaleza, aunque radicados en cierto modo en una necesidad, supuesta la existencia y posicion de los cuerpos, serian de suyo contingentes en lo relativo á la aplicacion y desarrollo de esta misma necesidad.
El tiempo, segun él, no es nada en sí, ni es tampoco inherente á las cosas: es una condicion subjetiva de la intuicion, una forma interior, por medio de la cual los fenómenos se nos ofrecen como sucesivos, así como en la forma del espacio se nos presentan como continuados. Hablando ingenuamente, me parece que decir esto, es no decir nada; es consignar un hecho muy sabido, mas no explicarle.
La piel está pálida y ha perdido su tonicidad; todos los síntomas que se observan, anuncian una tendencia á la descomposicion: los ardores y punzadas agudas, las vesículas llenas de serosidad acre y quemante, los granos que pican y escuecen despues de rascarse, dejan escoriaciones rebeldes para curarse; las erupciones miliares, las rubicundeces escarlatinosas, así como los equímosis ó eritemas pasivos, las escoriaciones entre las piernas, los granos forunculosos, los orzuelos, hinchazon y esfoliacion de los dedos, las grietas de los labios, de las manos, que se ponen tumefactas cuando se las deja colgantes: estos fenómenos de estancacion de los líquidos en tejidos debilitados son propios del carbonato de amoníaco.
Por donde se ve que aun en los casos excepcionales, con tal que estemos en sano juicio, siempre ejerce nuestra voluntad una grande influencia sobre los fenómenos puramente internos.
La quina guarda un término medio en cuanto á su agudeza en la artritis, entre la brionia y el árnica. La brionia representa la mayor agudeza, y el árnica la mas próxima al estado crónico, y la lesion local domina los fenómenos generales en este último medicamento.
Palabra del Dia
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