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Actualizado: 1 de julio de 2025
Desnoyers sentía cierta indecisión ante sus dos criados, personajes correctos, solemnes, siempre de frac, que no ocultaban su extrañeza al ver á un hombre con más de un millón de renta entregado á tales funciones. Al fin, eran las dos doncellas cobrizas las que ayudaban al patrón, uniéndose á él con una familiaridad de compañeras de destierro. Cuatro automóviles completaban el lujo de la familia.
La satisfacción que le inspira el espejo cuando contempla en él la palidez aristocrática de su cara, a la que sirven de marco unas patillas escasas pero bien peinadas, su ancha frente y hasta su cabellera bermeja e indisciplinada, no le permiten sospechar nada malo por la familiaridad de Lacante en su casa, y acaso, tiene razón.
Rápidamente se había establecido entre don Pedro y las señoritas de la Lage el género de familiaridad inherente al parentesco en grado prohibido pero dispensable: familiaridad que se diferencia de la fraternal en que la sazona y condimenta un picante polvito de hostilidad, germen de graciosas y galantes escaramuzas.
El sistema de ese viaje en comun tiene la doble ventaja de mantener la vigilancia de los conductores, á fin de que los viajeros no cometan imprudencias, y que no puedan ocurrir desórdenes y crímines como los que han tenido lugar en muchos ferrocarriles de Europa; y la de establecer entre los que viajan cierta familiaridad cortés y pasajera que hace mas entretenido el viaje y permite el cambio de noticias y observaciones instructivas.
Tal vez ni siquiera pueda reivindicar en mi favor el haber disfrutado de la familiaridad que podía existir entre una niña de seis años y un joven de veintiuno. Creo que no era muy amigo de los niños. Sin embargo, conocí muy bien a su madre, pues cuando ella le llevó a San Francisco era yo editor de El Alud en Fiddletown.
Plácido, recogido por caridad en el castillo, e hijo de padres desconocidos, había sido criado con amor por doña Aldonza, la mujer de don Fruela. Hasta la edad de ocho años, vivió Plácido en fraternal familiaridad con Elvira, la hija de doña Aldonza, que era de edad poco menor que él. Juntos jugaban los niños, y juntos aprendieron a leer y la doctrina cristiana.
Pronto la conversación se hizo general, la fuente de pasteles se puso al alcance de las manos y la familiaridad comenzó a desarrugar los ceños adustos y a alejar las desconfianzas. Más mozos y más mozas continuaron llegando, y de recepción en recepción y de pastel en pastel, fuimos alcanzando a la noche, que era la aspiración de todos.
Deseosa de hablar reposadamente con el Vizconde, le citó para una noche en que no recibía a los demás tertulianos, y tuvo con él el coloquio que vamos a reproducir aquí. Después de los amistosos saludos de costumbre, con la inveterada familiaridad de siempre, y tuteando al Vizconde como solía, Rafaela le dijo: Tú eres mi mejor amigo, lleno para mí de amabilidad y de indulgencia.
La edificación subía desde la ribera marítima á la mitad de las montañas. Era un Estado sin campos, sin tierra libre, todo cubierto de casas de una frontera á otra. Pero don Marcos llevaba muchos años de familiaridad con esta vista, y buscó inmediatamente lo que había en ella de extraordinario. Un tren enorme, interminable, avanzaba lentamente por la costa.
Por lo que pude observar, me pareció que la trataba con extraordinario desdén y gran familiaridad, hablándole de «tú» y encendiendo en su presencia un cigarrillo ordinario, mientras ella, por su parte, no parecía estar muy tranquila, como si hubiera asistido, más bien obligada, que por su gusto.
Palabra del Dia
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