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Actualizado: 4 de julio de 2025
En la parte que a las dos personas allí presentes interesaba, disponía Rafael lo siguiente: a Obdulia y a Antoñito, hijos de su primo Antonio Zapata, les dejaba el cortijo de Almoraima, pero sólo en usufructo. Los testamentarios les entregarían el producto de aquella finca, que dividida en dos mitades pasaría a los herederos del Antonio y de la Obdulia, al fallecimiento de estos.
Dos hermanos, que ya se habían muerto, honrados comerciantes que tuvieron un almacén de tejidos en la calle de la Montera, habían provisto con cariño a sus necesidades y hasta a sus vicios mientras vivieron. A su fallecimiento le dejaron por heredero de una regular hacienda. Le llevaban bastantes años, y más que hermano fue siempre para ellos un hijo mimado.
Si sus parientes presentian la proximidad de su fallecimiento, gran cuidado tenian de cerrarle herméticamente la boca, la nariz y los ojos, á fin de que la muerte no pasase de aquel á los otros cuerpos; y muy á menudo acontecia que, sofocando la respiracion de los pobres enfermos, se les daba la muerte cuando esta no era tal vez llegada.
El número 1.090 del Museo del Prado, es retrato en media figura y tamaño natural, de un Conde de Benavente: lo que no se sabe de cierto es si se trata como imaginó don P. de Madrazo, de don Antonio Alonso Pimentel, noveno de aquel título muerto en 1633, o de alguno de sus sucesores como se inclina a creer Beruete, observando discretamente que el estilo del cuadro es el característico de las obras del maestro en época posterior al fallecimiento de aquel caudillo.
Un fallecimiento por cada 40 8 entre los blancos; 27 9 entre los individuos de color, libres; 35 9 entre los esclavos. Lo cual, aunque inferior al término medio de los resultados obtenidos en Francia, es superior al que presenta la provincia de que trato, situada en un punto cuya temperatura es poco mas ó ménos igual á la de la citada isla.
Caso del fallecimiento del cura, la carta debía pasar a poder de D. Acisclo, y caso de fallecer éste, él mismo debía designar a persona que le sustituyera en el encargo de entregar la carta misteriosa.
Atravesó el soportal de arcos, subió la vasta escalera de piedra y al llegar a los corredores donde había más de un dedo de polvo sobre el entarimado, preguntó a Marcones, que le salió al encuentro, por don Gabino. El señor alcalde está en sesión. ¿En sesión? ¡Diablo, a qué hora tan rara! En efecto, por lo rara se había señalado. Dos años habían transcurrido desde el fallecimiento de don Roque.
Al desdoblar el rígido pergamino, ví que era el nombramiento expedido por el Gobernador Shirley en favor de un tal Jonatán Pue para el empleo de Inspector de las Aduanas de Su Majestad en el puerto de Salem, en la Provincia de la Bahía de Massachusetts. Recordé que había leído, creo que en los Anales de Felt, la noticia del fallecimiento del Sr.
Al principio de sus relaciones con la niña de Escudero pareció animarse un tanto su naturaleza, pero a medida que transcurría el tiempo se fue debilitando nuevamente hasta inspirar miedo. Se decía en la familia que la oposición tenaz de su padre era la causa de tal decaimiento. Sin embargo, después del fallecimiento del duque nada mejoró de aspecto. Entonces se achacó a los amores.
Quéjase Inés de no haber preferido á su primero y tosco pretendiente, regocijándose sobremanera cuando, por el inesperado fallecimiento de su verdugo, queda en situación de aceptar las pretensiones de su galán, antes despreciado.
Palabra del Dia
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