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Actualizado: 14 de mayo de 2025


Ella no se chupaba el dedo; nada de política ni de negocios, un diablo con faldas estaba de por medio. Hasta se le figuraba conocer a aquella picaronaza: el pelo color de zanahoria, última novedad; los ojos pintados con pábilo de vela; colorete y muchos polvos en la cara, y un olor a pacholí, tan fuerte, que hacía estornudar.

Nuestros mismos maridos guardan la imagen de nuestras faldas trabadas y nuestro pasito de palomas, asociando el aire de nuestras figuras a las horas que con mayor intensidad anhelaron la mirada afectiva de nuestros ojos y los latidos de nuestro corazón.

Vió verdaderos hombres, cuyo aspecto vigoroso no se prestaba á equívocos, y que, sin embargo, marchaban sin el embarazo de las faldas. Estos hombres iban casi desnudos, al aire su fuerte musculatura, y sin más vestimenta que un corto calzoncillo. Todos ellos mostraban la pasividad resignada, la fuerza brutal y sin iniciativa de las bestias de labor.

Y trepó por la escalera, sin importarle esta vez la delectación que proporcionaba a una gran parte del público con el divino espectáculo de sus faldas recogidas. A media tarde empezó a acentuarse el movimiento del buque.

Diez años habían durado sus aventuras en Oriente, sus marchas de Constantinopla á las faldas del Taurus, de la península de Gallípoli á la cumbre de la Acrópolis. Ochenta años decía Ferragut al terminar su relato vivió el ducado español de Atenas y Neopatras ochenta años gobernaron los catalanes esas tierras.

Aunque la antigua Lyon no se componía sino de las construcciones establecidas en anfiteatro y desordenadamente en las faldas de Fourvières y Croix-Rousse y sobre las márgenes del Saona, la nueva Lyon se compone de elementos diversos adquiridos por aglomeraciones sucesivas.

Los Catalanes y Aragoneses, por dar cumplimiento á su venganza, á las faldas del monte Hemo vencen á los Masagetas.

Porque sus manos están donde debían estar sus pies. ¿Porqué los molineros llevan sombrero gris y los carboneros 25 negro? Por cubrirse la cabeza. ¿En qué se parecen las mujeres a los montes? En que tienen faldas. ¿Qué fue lo último que consiguió Isabel la Católica? Morirse. 30 ¿En qué se parecen las pesetas a los zapatos? En que se gastan.

¡Qué susto me ha dado! me dijo, estoy tan nerviosa, que todo me da miedo... ¿Y su marido? le pregunté, aparentando no interesarme por su sobresalto. No respondió. ¿Conoce este libro? agregó, indicando con un simple gesto el libro que mantenía sobre sus faldas. No; ¿qué libro es? Lea su título... No puedo leerlo... y en efecto, no era posible leerlo, porque el libro había caído dado vuelta.

De tarde en tarde, después del despacho, salíamos de paseo, a lo largo del río, hacia los campos de caña de azúcar, hasta las faldas de pintoresca y cercana colina, algunas veces a acaballo, las más a pie. Mauricio empujaba el cochecito de Pepillo, y don Carlos y doña Gabriela le seguían a corta distancia. La joven y yo nos deteníamos aquí y allá en busca de flores o de helechos.

Palabra del Dia

bagani

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