Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 28 de mayo de 2025
Después cada cual procuró resguardarse lo mejor posible de las miles de cucarachas que invadían la cámara, y después ... el sueño, el sudor y los insectos imperaban en la parte animada é inanimada de nuestro individuo. La faena del baldeo, el monótono y acompasado canto de la marinería, el ruido de la maniobra y los desesperados ladridos del perro, me despertaron en la madrugada del 11.
La borda destrozada, la vela mayor hecha trizas. ¿Qué dirán los armadores cuando me presente con su barco en tan triste estado? Lo triste sería, dijo el barón, que fueseis vos á sufrir por causa mía, sobre todo después de la faena de hoy y de vuestro brillante comportamiento. Nada, os lleváis esas dos galeras como prueba de la jornada y que las vendan los armadores.
¡Carape! se decía mientras iba andando hacia la botica, con el sombrero en la mano porque abrumaba el calor , ¿no parece mentira que un hombre en la flor de la vida haya podido gastar, como yo, lo mejor de su tiempo libre en ese bochinche infame, dando trastazos a las bolas?... Una mesa o dos, de vez en cuando, vaya; pero todos los días dos o tres horas de faena en ese billar mugriento... ¡con ese olor!... ¡Carape, si es tonta la diversión, bien mirada!
Era la fuerza de los talleres que salía al aire libre; los músculos se movían por su cuenta, a su gusto, libres de la monotonía de la faena rutinaria. Cada cual, además, sin darse cuenta de ello, estaba satisfecho de haber hecho algo útil, de haber trabajado.
En esta faena y brega estaban entretenidas las pronunciadas, sin reparar que el sol calentaba más de lo justo y que ya eran casi las once de la mañana, cuando un rumor contenido, temeroso, leve al principio, se propagó entre el concurso cayendo como lluvia helada sobre el entusiasmo general, y causando notable descenso en los gritos y vociferaciones que coreaban el arranque de las piedras.
Por la noche solía haber esfoyaza, la faena de descubrir las mazorcas y atarlas en ristras. Cada día acudían los vecinos á casa de uno de ellos para ayudarle; generalmente eran los jóvenes.
Segun informes que he podido recoger, los indios dedicados á esta faena se dispersan por las montañas, y así, aislados uno á uno entre los bosques, cortan la preciosa planta sin ningún género de precauciones, sin elegir siquiera la estacion mas apropiada para el caso.
Era un placer muy picante, según ella. Esto les recordó mejores días. El sol que se acercaba al ocaso, entraba hasta los pies de la cama y envolvía en una aureola a aquella pareja de aturdidos. El calor del fogón, las bromas y la faena habían encendido brasas en las mejillas de Obdulia; una oreja le echaba fuego. Estaba excitada, quería algo y no sabía qué.
¡Para la sangre!» repetí yo sin poder reprimir un estremecimiento de terror. Miré la arena; miré a los marineros, que con gran algazara se ocupaban en aquella faena, y por un instante me sentí cobarde. Sin embargo, la imaginación, que entonces predominaba en mí, alejó de mi espíritu todo temor, y no pensé más que en triunfos y agradables sorpresas.
Por los «lombíos» que había tumbados ya y la hora que marcaba mi reló, poco más de las siete de la mañana, supuse que había comenzado la faena a punto de amanecer. En esto llamó a la puerta de mi cuarto Neluco que iba a despertarme, porque era largo el camino que nos aguardaba y debíamos de aprovechar de la mañana todo lo posible para andarle.
Palabra del Dia
Otros Mirando