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Actualizado: 6 de junio de 2025
Educado en el retiro de su casa solariega, que tenía aspecto claustral, sin trato de mujeres, sin vicios, sin los recreos siquiera propios de su edad, la primera mujer que le reveló el amor fué la hija del guarda de consumos. La amó en seguida con la pasión tumultuosa de los diez y ocho años y de una naturaleza exuberante. Sin temor á las hablillas, sin vergüenza de confesar su amor, acudía á su reja todas las noches y se pasaba pegado á ella largas horas pelando la pava. De quien únicamente se guardaba era de su madre.
Donna Olimpia era alta y bien formada, pero, más que esbelta, amplia y exuberante sin perder la gracia y el hechizo, como las ninfas y diosas que pintaba Tiziano Vecelli. Cuando pasaron los del grupo, Tiburcio prosiguió su arenga diciendo: Esta donna Olimpia es un prodigio singular. Se ignora la edad que tiene.
Algún tiempo después de vivir de aquel modo, tuvo nuestro joven otro encuentro, fecundo también en graves consecuencias. Aconteció que un día de Carnaval se disfrazó de máscara, y en compañía de otros dos amigos, se bajó al Prado. Vestía traje de chula, y ostentaba, para mayor regocijo de los mirones, un seno exuberante, embutido de algodón.
Habia ya con este mismo título otras dos capillas fundadas en el décimosexto siglo; pero sin duda no llenaban por su estructura el objeto del buen prelado, quien debió creer de buena fé que para glorificar á Nuestra Señora y darle pomposo culto, era arquitectura mas acomodada el pomposo y exuberante churriguerismo.
Y qué, ¿no podremos jamás sacar de su estado latente ese fluido imponderable y sutil, sin la combustión de muchas sustancias? ¿No llegaremos nunca a producir el fuego que mueva nuestras máquinas, sin tener que consumir toda la Flora exuberante y gigantea de las edades primitivas, y a conservar el calor vital sin destruir tantas formas, y sin devorar tantos seres?
No he visto jamas una ciudad en donde estén tan bien representadas como en Honda la vida, que se ostenta en el poder de una naturaleza exuberante y espléndida, y de un comercío activo, y la muerte, que parece anidarse en la soledad de las ruinas ennegrecidas por el tiempo.
Ana, sin dar tiempo a don Álvaro para buscar buena embocadura a la conversación, dejó caer sobre la prosaica imaginación del petimetre, el chorro abundante de poesía que había bebido en el poema gallardo, fresco, exuberante de hermosura y color del maestro Zorrilla.
Nótase en ella, al analizarla con cuidado, el vuelo poderoso de una exuberante fantasía, y, á la vez, el influjo moderador de una inteligencia reflexiva, en lucha con la primera.
Un amanecer y otro vimos al despertar la exuberante vegetación de la isla Verde, y cuando nuestro deseo creía desconocer aquella tierra, venía la voz del capitán con su sempiterno ¡levanta muras! y ¡cambia en medio! á recordarnos continuábamos de vuelta y vuelta, ó mejor dicho, que nos manteníamos sobre bordos en demanda del centinela del estrecho.
Su caserío de tabla y techumbre de zinc, descuella de un modo pintoresco entre el exuberante follaje que la rodea, resultando un conjunto el más pintoresco y agradable que presenta población alguna del Archipiélago.
Palabra del Dia
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