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Actualizado: 6 de junio de 2025
Pero se busca en vano el rastro de Julio Arboleda, de José E. Caro, de Madiedo, de Lázaro María Pérez, de... en una palabra, de todos los que sobreviven de la exuberante generación de 1844 y 1846: Restrepo, y tantos otros.
La naturaleza cambia lentamente, a medida que avanzamos: al principio, el río, ancho y majestuoso, corre entre orillas de un verde intenso, pero la vegetación, si bien tupida y exuberante, no alcanza las proporciones con que empieza a presentarse a nuestros ojos. A la izquierda, vemos el cuadro inimitable de la Sierra Nevada, que, cruzando el Estado de Magdalena, va a extinguirse cerca del mar.
Encima de estas tres puertas, de un gótico exuberante, se elevaba el segundo cuerpo, de arquitectura grecorromana y construcción casi moderna, causando a Gabriel Luna la misma molestia que si un trompetazo discordante interrumpiese el curso de una sinfonía.
El doctor reconocía que no era gran cosa como mujer: la alegría de la juventud en los ojos, los cabellos rubios de su madre, y una esbeltez de muchacha sana en la que todos los encantos femeniles están aún recogidos, como en capullo, sin la majestad exuberante de la forma definitiva. A través de su belleza en agraz, adivinábase el esqueleto fuerte y anguloso del padre.
Se había entendido con los hombres en los puertos más diversos del mundo. Contaba con algo más que la lengua: con los ojos, con las manos, con su malicia expresiva de meridional exuberante y gesticulador. Yo soy como San Vicente Ferrer añadió con orgullo.
De hondonada en hondonada, y caminando siempre entre una salvaje y exuberante vegetación, entre la que de trecho en trecho se elevaba alguna que otra casita, morada de sementereros ó abrigo de viajeros, llegamos á la altura del puente de la Princesa, en la que un fuerte olor á huevos podridos nos indicó la presencia en aquellas cercanías de algún manantial sulfuroso.
El bosque todo se ofrecía con vida desordenada y exuberante, con el brío y la soberbia de la juventud: ningún árbol carcomido, ninguna planta marchita; todo viril, todo sano, todo fuerte. Jamás la flaca naturaleza de nuestro joven se sintió tan humillada.
Allí está reunido todo lo que la civilizacion moderna ha podido recoger de mas admirable y mas curioso y característico entre los resto de la civilizacion antigua, convertida por el tiempo en escombros y cenizas. El mundo moral se muestra allí en su infancia exuberante, y sin pulimento como el mundo físico.
El árbol a que aludo, cuya sola corteza está armada verticalmente, con todas las proporciones que tenia el tronco en su selva del Nuevo Mundo, es el representante de esa fuerza exuberante, salvaje y asombrosa que distingue á la naturaleza americana. El tronco tiene todo el aspecto de una torre sin molduras, y es tan enorme que de él solo saldría el casco entero de un bergantin.
Palabras y sonrisas conducían rectamente al matrimonio; sólo era posible el trato con las jóvenes para hablar de la formación de una nueva familia. Y esta juventud ruidosa, alegre, exuberante en jugos, sufría un suplicio tantalesco al hablar de las muchachas más hermosas de la ciudad.
Palabra del Dia
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