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Actualizado: 3 de julio de 2025
El empleado, refunfuñando, comienza a remover enormes masas de papel, y al fin extrae el codiciado expediente. ¡Vaya... aquí está! ¡Hay una reposición de sellos! ¿Qué resolución tiene, señor? No puedo decírsela hasta que no me traiga usted tres sellos. Pero señor, soy una persona... Es inútil, señora; yo no quiero que me caiga una multa... ¡Traiga usted los sellos y sabrá la resolución!
¿El expediente número mil cuatro, letra P, sobre embargo de sueldo al vigilante Zacarías Machete?..., ¡un guardián que no le gusta pagar casa y que tiene unas costumbres que da vergüenza!... Figúrese usted que... Por orden del señor ministro, señora, esos expedientes dientes están reservados... Son tantos, que para firmarlos se necesita un mes entero...
A cuyo efecto se librarán por mi Secretaría las correspondientes órdenes, avisándose igualmente al Cabildo esta resolucion: todo lo que se hará con la mayor brevedad, aprovechando la presente estacion, pero sin precipitar los reconocimientos; y sin perjuicio de esto, para instruir el expediente con todos los demas conocimientos.
Entramos en ella, y díjome: -No es alcázar la posada, pero yo os prometo, sobrino, que es a propósito para dar expediente a mis negocios. Subimos por una escalera, que sólo aguardé a ver lo que me sucedía en lo alto, para si se diferenciaba en algo de la horca. Entramos en un aposento tan bajo que andábamos por él como quien recibe bendiciones, con las cabezas bajas.
En mi triste situación me admiraba, no podía darme cuenta de cómo no había pensado antes en este expediente vencedor. En el bulevar me encontré repentinamente con Gastón de Vaux á quien no había visto hacía dos años. Detúvose después de un movimiento de duda, me apretó cordialmente la mano, me dijo dos palabras sobre mis viajes y me dejó en seguida.
Vuelto el informe, se cayó en la cuenta en la sección de nuestra bendita oficina, de que el tal expediente no correspondía a aquel ramo; era preciso rectificar este pequeño error; pasose al ramo, establecimiento y mesa correspondientes, y hétenos caminando, después de tres meses, a la cola siempre de nuestro expediente, como hurón que busca el conejo, y sin poderlo sacar muerto ni vivo de la huronera.
¡Voto va! dije yo a monsieur Sans-délai; ¿sabéis que nuestro expediente se ha quedado en el aire como el alma de Garibay, y que debe de estar ahora posado como una paloma sobre algún tejado de esta activa población? Hubo que hacer otro. ¡Vuelta a los empeños! ¡Vuelta a la prisa! ¡Qué delirio! Es indispensable dijo el oficial con voz campanuda, que esas cosas vayan por sus trámites regulares.
Si tenía un pleito, lo primero que pensaba era cuánto dinero iban a costarle los magistrados que habían de fallarlo. Si estaba interesado en un expediente gubernativo, separaba in mente la cantidad que debía destinar al ministro o al subsecretario o a los consejeros de Estado.
Pero si los Lusitanos no acceden á demarcar el Yaguarey y su concabezante, ni tampoco al expediente interino, me será muy sensible, porque habré de morir en el desierto, causando graves costos al erario, sin poderlo remediar.
Resultado, que la cuenta quedó reducida a poco más de la mitad. »Maissonnave quería que la Diputación le subvencionase un ferrocarril de Alicante a Alcoy con varios millones. Todos estaban pagados. A mí nadie se me acercó; pero el expediente nunca se despachaba.
Palabra del Dia
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