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Actualizado: 9 de mayo de 2025


Y la muy ladina estremecía el débil cuerpecillo, señalando al mismo tiempo al ministro una pequeña marquesita colocada junto al fuego y al alcance de su mano: en ella se sentó el excelentísimo Martínez, dispuesto a dejarse tostar en su mullido asiento como san Lorenzo en las parrillas. ¡Lo siento... lo siento en el alma! dijo.

ILUSTRÍSIMO Y EXCELENTÍSIMO SE

Por ejemplo, una gran cruz... Los que la lograban tenían tratamiento de Excelencia. Si su padre fuese un Excelentísimo Señor, perdería aquel carácter de comerciante en bacalao, que a ella le crispaba. ¿Y por qué no se la habían de dar? A un personaje de tal magnitud como el Duque no le costaba mucho trabajo conseguirla.

El ministro fugitivo de Constantinopla hallábase alojado en el cuarto piso del hotel, en una habitación de doce francos diarios, harto opulenta para quien sólo contaba en el mundo con tres millones de deuda al 15 por 100, y sobrado mezquina para lo que juzgaba indispensable a su decoro el excelentísimo señor don Jacobo Téllez-Ponce Melgarejo, marqués consorte de Sabadell.

EXCELENTÍSIMO SE

Y sacando una guitarra una dama de las tapadas, templada sin sentillo , con otras dos cantaron a tres voces un romance excelentísimo de don Antonio de Mendoza , soberano ingenio montañés, y dueño eminentísimo del estilo lírico, a cuya divina música vendrán estrechos todos los agasajos de su fortuna.

Ejércitos respetables marchan en diferentes direcciones para combatir y destruir en todos puntos a los anarquizadores. El excelentísimo señor gobernador de Santa Fe, brigadier don Estanislao López, es el jefe que manda las fuerzas combinadas de los Gobiernos litorales aliados en perpetua federación, y que ya están en campaña.

Que Pipaón visitaba casi diariamente a su antigua amiga y paisana no hay para qué decirlo. Por añadidura, el excelentísimo D. Juan Bragas había simpatizado mucho con el jesuita Gracián.

Fué tan notable la compasión, que se mereció con muchos, que la generosa piedad del Excelentísimo Señor Marqués de Leganés, no pudo dejar de probar la mano, interponiendo su autoridad con recaudo a los Señores Inquisidores, para que, si fuese posible, se le perdonara la vida.

No me acordaba dijo entonces el presidente; nótese que esta es la primera Junta de que tengo el honor de ser individuo. Se conoce dijo el notario: y lo apunto en el acta. Hable, pues, si sabe y si tiene de qué el excelentísimo señor ministro de Hacienda. Despiértele usted dijo entonces el presidente al portugués que hacía de ujier, despiértele usted, pues parece que Su Excelencia duerme.

Palabra del Dia

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