Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 5 de julio de 2025
Seguidamente, hincado de rodillas, y poniendo la mano derecha sobre los Santos Evangelios, prestó juramento de desempeñar legalmente el cargo, conservar íntegra esta parte de América á nuestro augusto Soberano, el Sr. D. Fernando VII y sus legítimos sucesores, y guardar puntualmente las leyes del reino.
A diferencia de mis compañeros, yo continuaba leyendo y estudiando. Ninguno se preocupaba de que yo leyese, ni de los libros que leía. Y lo que yo leía eran obras francesas e inglesas, y traducciones alemanas al francés y al inglés, sobre crítica bíblica. Me apliqué a meditar sobre el problema de los Evangelios sinópticos. Era evidente, ¡ay!, era evidente.
No la quiere porque no te lo ha dicho... ¿Qué sabes tú de eso, hija mía? ¿Tienes acaso idea de los ardides, de la perfidia, de los disimulos y malignas artes que usa la seducción? Inés es inocente repitió cruzando las manos . Algún otro motivo la habrá impulsado a abandonarnos, pero no el amor de lord Gray. No, lord Gray no la ama. ¿Cree usted en los Evangelios?
Jáuregui le apreciaba mucho, y me decía que no tenía más contra que ser muy mujeriego... Fuera de esto, hombre de veracidad, con una palabra como los Evangelios, y cosa que él decía poniéndose formal era como si la escribieran notarios... Con todo, ¡lo que me ha venido contando estos días me parece tan extraño...! Que está arrepentida, que él la ha tomado bajo su protección... Se la encontró en casa de unos vecinos, y le dio lástima, y qué sé yo qué... Por más que diga ese santo varón, tales arrepentimientos me parecen a mí las coplas de Calainos... Y si por acaso... Quita, quita, pensamiento y no me tientes con una sospecha, que parece tan verosímil... El mismo Feijoo quizás... puede... habrá tenido... y ahora... Sobre esto quiero echar tierra, porque me volvería loca.
El autor pedía que se examinasen los relatos de los Evangelios mediante los mismos principios con que se juzga cualquiera otra tradición, que no se impusieran de antemano a la crítica los resultados y se la dejase libre de hipótesis preconcebidas.
La misa se dividia en dos partes, la de los catecúmenos y la del Sacrificio: leíase primero una profecía del Antiguo Testamento, una Epístola de S. Pablo y una parte de los Evangelios; añadíanse algunos responsorios y unos versículos con Alleluya, que era lo que entonces llamaban Laudes; seguia el Ofertorio, y luego un diácono en voz alta mandaba á los catecúmenos retirarse.
Hipnotizados por la lluvia de monedas de plata que preveían, tenían una actitud grave y recogida, no faltaban a una genuflexión y presentaban las vinajeras o transportaban los Evangelios con una solemnidad digna de otro marco. Todos trataban de excederse a sí mismos.
Convengo en que así pueden disculparse los hechos referidos en el Romancero de El Niño de Nazaret, donde el coloquio con la Samaritana, la resurrección de Lázaro, el perdón de la mujer adúltera y otros pasajes de los santos Evangelios se leen prefigurados y escritos en narración infantil y como lectura propia para niños.
Ni las leyes de Solon, de Numa y de Manú, ni todos los libros de filosofía, ni los mismos Evangelios, importan un pito comparados con la Riqueza de las Naciones.
Palabra del Dia
Otros Mirando