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Actualizado: 10 de octubre de 2025


En ese caso, sería únicamente el síntoma de una alteración profunda del espíritu, si un hombre, en consecuencia de un dolor prolongado, intenso y secreto, y de la costumbre mórbida de estarse estudiando constantemente, ha llegado á asociar su personalidad á la naturaleza entera, hasta el extremo de que el firmamento no venga á ser sino una página adecuada para la historia del futuro destino de su alma.

Porque en aquella época eran muy pocos todavía los que desdeñaban este calzado patriótico y confortable. Tal cual pollastre que por haber estado en Valladolid estudiando medicina se creía por encima de estas ruindades y alguna que otra damisela melindrosa que afectaba el no saber andar con ellas.

Hacía votos mudamente por que su ilustre amigo siguiese estudiando. ¡Quién sabe si llegaría á ser ese hombre todopoderoso, y, apiadándose de él, lo llevaría á la rastra de su gloria! Novoa sonrió de la candidez de Spadoni y siguió hablando. Muchas cosas que son azar para el iletrado no lo son para el hombre estudioso. Lo que hoy es azar no lo será tal vez dentro de algunos años.

Es Spadoni: el Spadoni de siempre, como si sólo hubiesen transcurrido unas horas desde su última entrevista con el príncipe, como si fuese ayer cuando rugía de indignación estudiando al piano Lo que la palmera le dijo al agave. No quiere sentarse: tiene prisa; ha venido solamente para estrechar la mano de Su Alteza. Ya le verá después con más detenimiento en el Casino.

Al fin concluyó el abogado con lo que estaba escribiendo, soltó la pluma, levantó la cabeza y al reconocer al joven, su fisonomía se iluminó y le dió la mano afectuosamente. ¡Adios, joven! pero siéntese usted, dispense... no sabía que era usted. ¿Y su tío? Isagani se animó y creyó que su asunto iría bien. Contóle brevemente lo que pasaba estudiando bien el efecto que hacían sus palabras.

¿Qué dice de esto el tío Merlín? preguntó el alcalde después que, como todo el concejo, le hubo mirado por algún tiempo en silencio, estudiando hasta el rumbo más vago de su garrote.

Tengamos la manga ancha. Disculpemos á Fausto por su desesperación al verse viejo, pobre, desatendido, á pesar de su mucha sabiduría, habiendo gozado poquísimo y en resumidas cuentas sin saber nada á punto fijo después de haberse quemado las cejas estudiando día y noche sin divertirse, sin holgarse y sin echar una canita al aire.

El perro y el caballo. En breve experimentó Zadig que, como dice el libro de Zenda-Vesta, si el primer mes de matrimonio es la luna de miel, el segundo es la de acibar. Vióse muy presto precisado á repudiar á Azora, que se habia tornado inaguantable, y procuró ser feliz estudiando la naturaleza.

Bonis nada podía oponer, porque las lecciones se daban con su beneplácito, y además podía observar que su mujer pasaba algunas horas cada día estudiando solfeo y machacando teclas. Lo que iba viento en popa era lo de la fábrica de Productos Químicos y la reconstitución de la Compañía de ópera con la base del terceto; a saber: la Gorgheggi, Mochi y Minghetti.

Se había hecho fusionista y había consentido en ser jefe de aquel partido político y alcalde en Villalegre. Era viudo, hacía ya quince años. Y hacía cerca de siete que tenía a su único hijo, D. Raimundo Roldán de Cadenas, estudiando o paseando y holgando en Madrid, pues sobre este punto, difieren no poco los autores.

Palabra del Dia

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